Discurso IV.
las mugetes ,
y
viejezuelas ·esta pésima ocu–
pacion , reciben las convenientes instruccio–
nes p.ara aderezar los hechizos .. No
me
paro
ahora
en examinar la familiaridad
con el diablo
para recibir estos documentos ;
y
así
nos
de–
tendrémos solo en el modo de
introducirse
los demonios , ·
ó
en
la
introduccion mis–
ma de Satanas. ¿A qué pr.o:pósito., pregunto, ·
comida,
ó
bebida para lograrla.? ·¿Necesitarán
estos sutilísimos espíritus que el que ha
de
ser poseido . abra la boca exterior ,
ó .
la del
estómago ·para
ser
introducidos
?l
Y si lo
ne–
cesitan, ¿no .hay
·á·
cada momento _ocasiones pa-
ra lograr esta oportunidad
?
El ayre que res–
piramos ,
y
que incesantemente atrahemos por
medio de nuestros puJ.mones ;,
é
introducimos.
por _¡odos los·. poros ,de nuestra cprporal má- ' .
quina ,
¿no
.tserá bastante vehículo ,
ó
conque~
to pa·ra ,
~n.tr;ar · unos invisibles espíritus
?.
Si
es pre~iso ·. que Jos demoniós . se · incorpqreri.
en · los ·alimentos ,
y ·
ellos saben el modo de
ocultarse en ellos ,
¿
á
qué fin valerse de las
torpes · manos· de una ,hechicera
?
¡.,Tal
es
nues"
tra debilidad , ·que -
pne.oc~_pados '. de un. error,
principalmente quando viene de· nuestros
ma–
yores -, no hay ..solidez de razones que pue-
dan