35°
Discurso IV.
Señor supremo como µabitando , acompañado
de
estos felices espíritus en el centro de la
plenitud del Universo , moviéndose todo en gi–
ro por espacios inmensos : habitacion del to–
do feliz en un conjunto de quantas prosperi–
dades sea capaz la imagiaacion humana. Pero
al ver toda la clase de habitadores de este nues... ·
tro terraq~eo globo : al ver , digo , quanto pasa
en este orbe de nuestra habitacion , si halla...
ron mucho que admirar , encontraron no po- ·
co que gemir ;
y
si en lo bueno prosiguieron ·.
ponderando-la bondad del Altísimo , encontra–
ron en lo malo cosas que en su concepto les ·
pareció desdecir
de ·
su bondad. Consideraban–
que este orbe de nuestra habitacion , -- bie.n que ·
, nada comparado con
el
todo de las obras del
Altísimo , era en sí mismo grande ,
y
digno·–
d_e mayor providencia de la que . con relacion--·
- á
la bondad dh,ina contemplaban subsistir en
él ;
y
no dudaban creer, discurriendo por com–
paraciones,
y
símiles, que en otras varias partes~
del Universo -visible, que todo suponían pobla~·
do ,
reynaría el 1nis·mo confuso orden. Aquí
fué ,'.
donde singularmente la imaginacion de los Gen~·–
tiles se esparció en dive-rsos rumbos, ya cons-
1
tituyendo divers.idad de principios , ú orjgenes ~ ·
pri~