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Discurso IV.
en
reputacion de tales ,
nada
mas
hicieron que
confirmar
la
doctrina de lo~ aqtiguos. Unas na-,
ciones ~ornaron
tambien. d_e
otras aquellas
ideas
que
le parecieron
propias
á
hermosea_r su espiri...
tual historia , rete.r:iiendo ~u antiguo fundamen–
tal sistem_~ , haciendo de l~s propias,
y
extran–
geras ideas un todo monstruoso.
Así
viven
las
gentes preocupada~ con
un
texido
l)istorial,._
gue
abraza
de .
larga
serie
de
años , confirma-,
do co"n
,la
autoridad de: sus mayores, singula~-.
(~ente. de
los sabios de
cada .
nacion ,
sii:i sospe~
cha_d~ desacierto en~ sus discursos, por ma$
1
disonantes ,
y
por m~s monstruosos_ que parez~.
<tan:
monst_ruosidad
que
no. nace
del -principio
el)_
que obró
la:
~azon , . sino ·
de-
las_extens_ione~;
en:
que obró la libertad
de
la imagiaacion huma–
na.
A
la
luz -,
pues, de su,
razon natural
debe–
mos
atribuir
quant9 con funda.mento -discurrie–
ron los G-entilé.s sobre los Angeles· ,
y
al tras
7.
tocno_
de: ~u
imagi_nacion
todas las ridiculeces,.
que
por
su;
capricho
inventaron,
y
no
á
la.
lec–
<;:ion
d_e
las. Sagradas
Escrituras..
No,
hay
en
esto)
I:TIªs
dificultad -,
que
lo que hallarnos -escrito so~
l?-re
el supremp
objeto ,
y
sus atributos. A ·la,
verdad
dis~urrieron. bien de
un
Dips-,
en quan""'.
to se dexaro9 gu_iar Qe l,as
l,uce~·
ge
la
~az~_n;.
1
,.
y