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Discurso IV.
P. Agustin i,,,
Calmet cuent
t,
entre
los obsesos
aquellos lunáticos , que á ciertos
intervalos
eran afligidos ; esto . es , aquellos , que segun.
la leccion Arábica , padecían en los princi–
pios de los plenilunios , co1no
el de quien
habla San Mateo ,(
1) ;
mas si estos eran solo
obsesos, no se qué otro alguno en el Evan–
gelio
se pueda decir poseso. Vemos
_á
uno
de estos lunáticos , de quien habla San Ma–
teo ,
y
San Marcos , que_tal lo era desde su
infancia ,
y
á
quien los Discípulos del Señor
no
pudieron
curar : vemos, digo, que la fór–
m
ula__de
-e1rpulsion
de que . usó el Señor fué
la siguíente :
Sordo ,Y
mud-0 espír itu,
yo te man–
do que salgas de este hombre,
y
que no entres mas
en él
(
2).
No parece que se
puedan dar palabras
mas claras de poses~on.
§.
11.
91
No
hay
mucho que admirar
en
la
obsesion ; pero
no
hay poca
dificultad
en
en–
tender cómo se haga la posesion. En efecto el
demonio ,
ó
demonios ,
siendo
n1uchos ,
tón1an
posesion del cuerpo
humano ,
y
en él residen,
usan
( r)
Matth. cap.
17.
v.
24-.
Calmet Diclionar• .verb. Obses.rio.
(2)
Surde
&
mute spiritus, ego prrecipio tibi , exi ab eo:
& amplius ne introeas in eum.
M arc.
cap.9.
vers.24.