Discurso JI.
i
A quién
no
pasmará
su
constante revolucion
en
una
portentosa
armonía,
á
que
no es
supe~
rior
el· mas
--dispu.estQ
,~- y
executado
concierto
musical ,
y
que
el-famoso Pitágoras
parece
há~-
-ber contemplado . como verdadera música?
Ar,
monía , que
no
_;p.udo desconcertar
la
corrien~
te de tantos siglos , como de antigüedad cuen~
ta
el
mund0.
Pero es
pésima la -conse~üencia
de recurrir para el restab1ecimiento . de
este
concertado orden
á
un _
espír:~tu animante
de
los astros. Este ánimo en
cada
astro de
nada
serviría
no obrando
de concierto con sus
com•
.
-
pañeros:
sin
un
deliberado
convenio
ent re
ellos,
no pudieran sus revoluciones salir arregladas
á
cierto ,
y
constante
método. Esto se
ve en
la disposicion de
todas
las
orquestas , de _
to~
dos
los-
bay les ;
ó
danzas ,
y
finalmente de
to"'.'"
dos los -metros ,
ó
composiciones en que . se
procede con
cierto número ,
y~
medida. Pre...
ciso es un mutuo
acuerdo
entre los
concurren-
-tes , para que cada
'-"uno
se contenga en su
li–
mitado
-oficio , cuyo exceso causaria Ja turba,.
cion .en. el todo.
¿
Y quién juntó .
á
los astros
~n sus portentosas distancias
á
e.sta concerta-,
da deliheracion
~?
¿
Có.mose hablan ,
ó
con
qu~
señales se : ent.iend~_n
para contene.rse
cada uno-
'-'
..
-
.
__
~
en