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La costa del Uruguay en este lugar, estaba vigilada por el

escuadron del Comandante Albano, perteneciente á la gente del

General Caraballo, y fuerzas de este mismo jefe vigilaban los

pasos y picadas que tenian que recorrer los espedicionarios;

pero como éstos habian tenido la precaucion de ponerse divisa

colorada, que las sacaron de un pañuelo de seda que rompieron

al efecto, nadie los incomodó creyéndolos amigos, dándoles da–

tos por el contrario; diciéndoles donde se encontraban las fuerzas

gubernistas y donde suponían habian de hallarse los revoluciona–

rios. Así cruzaron la sierra del Pedernal con direccion al Arroyo

Malo sin tener noticias ciertas del General Aparicio, habiendo to–

mado para los Cerros de Gauna por consejos que les dieron en la

casa de negocio de don Diego Esteves en la Quebrada, reco–

mendándolos un hermano político de este señor, amigo y corre–

ligionario, al señor Gauna, de donde fueron cruzando las sierras

hasta llegar una noche á la estancia del Sr. Quirino,acaudalado

estanciero brasilero, situada en el paso de los Novillos de Tacua–

rembó Grande y á donde invocaron el nombre del General Suarez,

así como en otras partes habían invocado los nombres de Cara–

ballo y otros jefes del partido gubernista. Este señor Quirino

había sido condiscípulo del mencionado Suarez y era su mas ín–

timo amigo y partidario decidido de la causa que aquel sostenía

y tuvo la candidez de creer en la recomendacion que los revo·

lucionarios le dijeron les habia hecho su amigo para que les die–

se datos del enemigo, á quien espusieron, tenemos órden del

General de verlo y llevarle un parte seguro de las fuerzas que

poseen.-Pues ayer precisamente, les dice Quirino, pasaron

esos

foragidos

por aquí. Iban como

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hombres, continuó di–

ciéndoles: pero no corren, vuelan; pues no parecen caballos,

sinó águilas en los que van montados: ·segun dicen, es gente

que no sabe cuando duerme ni cuando come, todo lo hacen

á

caballo, y tan pronto están en un departamento como en otro,

corriendo de dia y de noche, dando batidas por campos, mon–

t s y i rras. in embargo, les voy á dar un baqueano para que

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onduzca hasta la picada del Borracho, cortando campo por

uno bañado , de donde u tede pueden

bombearlos

si por ca-

ualid:id andan todavía por el otro lado del arroyo: además, el

pu tero que allí tengo puede darles algunos informes.

Inmediatamente e pu o en marcha la comitiva y antes de

nir l dia ha ian adeado la picada, llegando

á

pasar el ar–

royo araguatá, que queda

alli

cerca, antes de amanecer, en-

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