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días de viaje, en el paraje denominado los Conventos, próximo al

pueblo de Minas, poco

antes de venir el ejército á poner

el primer sitio á Montevideo.

Despues de las invasiones que dejamos narradas, se suce–

dieron las del Coronel Visillac y la de los hermanos Soto, que

puede decirse, fueron simultáneas con las de los Coroneles

Salvañach y Guruchaga y la del General Egaña y D. Federico

Nin Reyes.

El primero que invadió de todos estos señores fué el Coro.

nel D. Juan Pedro Salvañach, uno de los jefes que sin pasion de

ninguna especie, fué una de las figuras espectables de la revolu–

cion del 70. Pasó al Estado Oriental en el mes de Agosto, de·

sembarcando en el departamento de la Colonia, en cuyo punto

se demoró algun tiempo para esperar la gente que le debian en·

viar de Buenos Aires y á fin de hacer las reuniones que fueran

posibles.

En el país, operando siempre por este departamento, se le

incorporaron con algunos hombres los hermanos Uran y los Co·

mandantes Corrales, SolarÍ y los hermanos Alvarez;

y

de la

República Argentina llegaron

los Coroneles Guruchazo

y

Visillac, varios grupos de infantes y los hermanos Soto,

y

mas tarde el Sr. Nin Reyes, el General Egaña y el Comandante

Rodríguez. El Coronel Salvañach fué el que introdujo

á

la Re·

pública las primeras carabinas remingtons

(50

carabinas)

y

que

presentó al ejército revolucionario los primeros cañones (cuatro

piezas de campaña del calibre de

4

libras), que fueron obteni·

das en Buenos Aires por el Sr. Nin Reyes,

á

las cuales des–

pues, dicho señor con la jovialidad característica que lo hace

tan simpático, las bautizó con el nombre de Dalmiras en obse·

quio de Dalmiro Egaña, hijo del General del mismo apellido, que

arregló las balas, gastándolas algo

y

dándoles una forma espe·

cial, pues no entraban

á

los cañones por ser un poco grandes.

El Coronel Salvañach tambien tuvo el honor de que se le pre–

sentaran en calidad de voluntarios

á

servir con la revolucion

,

los primeros estrangeros que contó en sus filas.

Pocos días despues de haber invadido, dió

la

siguiente pro·

clama:

C~mpatriotas

!-La patria que durante cinco al'los ha sufrido la tirania de

un circulo traidor, invoca el auxilio de todos

sus hijos para librar el último

combate á sus opresores. Respondiendo á la voz del deber

y

del honor, acu·

damos

á

compartir los últimos sacrificios de una campana gloriosa.