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sandú su pasaje y fué enviado inmeditamente el Capitan Máxi–

mo Lamela, que murió en la pelea de Dolores, con 50 hombres

para impedir el desembarque ó batirlo despues; pero este ofi–

cial que había sido anteriormente nacionalista y era muy ami–

go de Velez, le mandó avisar á este con un v ecino que iba á

pasar por el paso de las Piedras en el Queguay; cuyo aviso sal–

vó á los revolucionarios, pues tomaron una direccion contraria.

Reunidos Cortina y Velez despues que se retiraron los ene–

migos y el Coronel don José García, que se les reunió solo

en el mismo Saladero, emprendieron en el clia la marcha

con un baqueno que le proporcionó el Sr. de las Carre–

ras, para el departamente de Tacuarembó, por donde supo–

nían anduviese el General Aparicio. Despues de recorrer todo

el departamento vinieron á Polanco del Rio Negro; allí despi–

dieron al baqueano reemplazándolo con otro que les facilitó el

señor don Pio Mutter; costearon luego este rio hasta el paso de

los Toros, vadeando aqui para el departamento del Durazno.

Antes de vadear tuvieron que tirotearse, echando pié á tierra

y haciendo espaldas con el monte, con una partida de enemigos

al mando del capitan Bálsamo; retirándose este en vista de no

poderles hacer nada y con algunos heridos: el mismo clia tomá–

ronle á esta gente cuatro prisioneros, poniéndoles en libertad

inmediatament,e.

Recorrieron todo el departamento del Durazno, recojiendo

siempre noticias contradictorias sobre el punto donde se halla–

ban las fuerzas revolucionarias; determinándose al fin pasar al

departamento de Cerro-Largo donde les pareciahaber mas pro–

babilidades de encontrarlos. Ya en este departamento, estando

medio ocultos en la sierra del Avestruz, un Sr. Barrios, comer–

ciante del Cerro Chato, en la Cuchilla Grande, supo que es–

taban alli y les mandó decir que

á

quien

buscaban andaba por

el pueblo de Treinta y Tres. Allá s e fueron nu estros espedi–

cionarios, pero poco faltó, no obstante las buenas intenciones

del Sr. Barrios, para que se metieran en la boca del lobo, pues

en este pueblo se encontraba el Comandante Rodríguez, del

Gobierno, con doscientos y tantos hombres.

Cerca de este punto, tuvi eron noticias positivas que Apa–

ricio se hallaba por el departamento de Minas: pasaron pues, á

este sitio, encontrándose con el comandante Mesones, que esta–

ba de vanguardia con su escuadron en el Olimar Grande, si–

guiendo de aqui á incorporarse al General Aparicio, á los 45