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iAvadido. Tratan ootonces
d~
hace.r lo mismo con el propósito de
reunírsele en el estado oriental:
toman una
embarcacion,
y se aprestan á pasar el Uruguay. Pero no contaban con la
huéspeda, com9 dice el refran, que en esta ocasion se les pre–
sentó en la forma del vapor «Coquimbo», interponiéndoseles á la
mitad del rio y obligándolos por
fas
ó por
n ejas,
á
tomar ·un
brazo del arroyp para poder salvarse.
Pero allá 'les envia el condenado vapor una lancha repleta
de infantes que sin cesar descarga sobre los revoluciona–
rios un molesto fuego graneado. Para escaparse por fin, pues
ya .no se trataba de otra cosa, no hubo mas remedio que aban–
donar el bote con todo el equipaje y ganar una isla inmediata
donde
tambien desembarcan aquellos
buenos
enemigos, no
quedándoles otro recurso á los perseguidos que arrojarse al río
y entre zambullida y zambullida pasar
á
otra y á otra isla hasta
que se les escabullen á sus perseguidores.
Tres días tuyieron que andar estos pobres espedicionarios
por aquellos pintorescos parajes, sin comer y sin dormir, me–
tidos en el fango hasta mas de la rodilla, y lo peor de todo sin
saber con fijeza donde se encontraban y habiéndose enfermado
uno de ellos, Cárlos Soto, el infortunado jóven que fué asesi–
nado últimamente en el cuartel del 3° de Cazadores.
¿Qué hacer en momentos tan aflictivos? No habia mas reme–
dio que salir de allí é ir
á
tierra firme de cualquier modo. Asilo
resuel~en,
llevándolo casi á cuestas al enfermo, que les decia
que lo abandonaran y despues de mil peripecias vuelven por
suerte al pueblo de Gualeguaychú.
¿Creerán Vds. que se desanimaron por estos contratiempos?
Qué se iban á desanimar! Todavía no .estuvo bueno el enfermo,
que pasaría en cama un par de dias, ya no esperan mas: com–
pran r ecados y lo <lemas que les hacia falta y en cuanto ano–
chece, en un bote cualquiera, se embarcan por el puerto de
Lando, bajando en territorio oriental en la cabeza del Negro
costa de San Salvador, reuniéndose
á
los dos dias al Comandan–
te olari, que era la fuerza del coronel Salvañach que andaba
mas próxima
á
la costa, incorporándosele á este juntos con
Visillac y
olari al otro dia, en la calera de Camacho.
De aquí fueron todos á pelear en Dolores, donde se portaron
como bueno , r euniéndose al dia siguiente de la pelea con
Egaña,
in Reyes
y
otros que estaban en el Molino y que hacia
dos dias habían desembarcado de Buenos Aires conduciendo