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iniciada por su antecesor por una inspiracion feliz, utilizando los buenos ofi–
cios de un Gobierno ami go.
>
Cúpole
á
V .
E.
la dulce satisfaccion de haber respondido
al sufragio
y
al clamor del pais, tan rudamente combatido por el huracán de la guerra ciTil,
apareciendo en medio de la
tempestad como la palma del diluvio, con la oli–
va en su diestra anunciando la bonanza.
>
Con la diva, señor, símbolo de la paz, bendecida por Dios
y
por la pa–
tria,
y
por el lábio de las madres orientales con lágrimas de placer.
• La larga y
triste noche del infortunio, de los dolores de la patria, ha
desaparecido levantándose en su h orizonte el astro risueño y refulgente de
la
paz.
¡Bendita sea su luz que disipa las negras sombras de su cielo!
• El Pueblo Oriental, ébrio de contento y de entusiasmo, unido y confun–
dido en un mismo sentimiento de fraternidad,
la saluda alborozado, y ese
Sol, señor, que desde lo alto del firmamento nos contempla, y cuya imáeen
se retrata en nuestra gloriosa bandera, viene á iluminar por una coincidencia
feliz, el espectáculo mas hermoso y tocante en la tierra Oriental, donde se
erigen monumentos
á
la concordia en el dia que conmemora la inmortal pa–
sada de los Treinta y Tres patriotas, con el rnnto propósito de redimir la
patria del cautiverio estrangero .
>
Que ese h omenaje sea perdurable! Que la paz afiance
los destinos del
pueblo Oriental, y que inspirándose en su grandeza la generaeion del porve–
nir
á
que pertenecemos,
pueda h onrar y enalteeer el glorioso nombre que
lleva.
>
H e dicho.
>
Acto continuo, puso en manos del Oficial
1•
de Policia, para trasmitirlo
al Sr. Presidente de
la
República, un precioso ramo de oliva artificial, sim–
bolizando la Paz, ado rnado con vistosas cíntas, imitando la bandera nacional,
con esta dedicatoria en letras bordadas de oro:
Al Exmo. señor Presidente
>
El entusiasmo subió de punto, por decirlo así, y mil nuevos víctores del
pueblo y de la infancia saludaron la paz y el nombre del primer Magistrado
de la R epública.
• Por último
se dirigieron los niños con la banda de música
y
un nume–
roso pueblo por
la
calle del 18 de Julio hasta la plaza de Cagancha.
F orma–
ron allí en su centro y coronando con sus banderas el pedestal de la estátua
de la Libertad, en tonaron el Himno, cuyo canto
fué
saludado con una salva
de aplausos del pueblo y vivas entusiastas.
• El niño Clavelli repitió,
á
peticion de muchos concurrentes, la composi–
cion poética que
dejamo~
trascrita.
>
En seguida el niño Julio M edina pronunció con voz clara
y
sentida el
si;;uiente discurso:
¡Salud pueblo Oriental!
Salud todos los habitantes de
m i'
bella Patria!
>
Permitid un momento de atencion, no al
talento que es diminuto como
mi persona, sino á mis deseos que son grandes como la prodigiosa fertilidad