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de sus sinceros deseos por el restablecimiento de la paz, sin detenerse para

ello ante consideraciones poderosas de un órden superior que bien pudieran

haberlo retraido de aceptar exigencias y hacer concesiones que solo hacen los

Gobiernos cuando se creen oprimidos por fuerzas superiores

y

sienten que el

poder se les

e~capa

de las manos.

• No es esa por cierto la situacion del Gobierno Oriental, que

ni remota–

mente puede considerarse en peligro por

la amenaza de la revuelta, que si

puede prolongar la guerra á favor de las ventajas que para ello ofrece el ter.

ritorio de la República, no puede alimentar esperanzas ni aun remotas de un

triunfo definitivo y sin embargo este Gobierno,

ofreció á la Revolucion no

ya las garantias más ámplias para el ejercicio de todos los derechos inheren–

tes á la personalidad del hombre

y

del ciudadano, cosas que en ningun caso

podria negar ni h abria negado, sino que le hizo otras concesiones que hasta

negatorias y subversivas podrian considerarse del principio de

autoridad que

en

toda su estensúm

se propone el Gobierno salvar, segun consta en la nota

de 24 de Noviembre, que fijó el punto de partida de la negociacion,

y

que

mediante los buenas y leales oficios de V. E. fué aceptada por los Comisio–

'nados del Jefe de la R evolucion.

>

El Gobierno Orienta] ;se prestaba y se presta todavia á reconocer á todos

los J efes y oficiales de

la R evolucion

los grados con que militaban en el

ejercito de la República, y así mismo los sueldos de que han estado privados

desde que por cualquier causa fueron dados de baja,

sin escluir siquiera al

periodo de dos años durante los cuales combatieron al propio Gobierno que

todo eso reconoce; estaba y está dispuesto

ademas á reconocer y abonar una

cantidad para que puedan cubrir los compromisos mas premiosos que hayan

contraido durante su campaña revolucionaria 'y aun habia contraído el Gobier:

no el compromiso de llevar á

las J efaturas P olíticas de los Departamentos de

Campaña cuatro ciudadanos tomados de

las filas de la R evolucion.

>

Mayor despreocupacion y mayor liberalidad por parte de un Gobierno

que si ha tenido la desgracia de no haber vencido en dos años una revuelta,

tiene sobrado elementos para vencerla, no puede exigirse razonablemente.

~

Mucho mas que eso, sin

embarg~,

lo sabe V. E., se ha

exigido por

parte de los comisionados del J efe de la Revolucion.

• En los protocolos suscritos en esa ciudad el ro del próximo pasado mes

de Febrero, se pactaba la disolucion del Senado

y

la próroga del General

Batlle aun mas allá del término de

su período constitucional y se organi–

zaba de comun acuerdo con los comisionados de la Revolucion, toda la ad·

minist'racion departamental.

• A tales condiciones no podía absolutamente smcribir el Gobierno Oriental

por las poderosas razones que ya fueron manifestadas á V. E, por el Agente

Confidencial de este Gobierno, en nota de 24 del mes próximo pasado.

• El Gobierno no podía pactar sobre lo que no era de su esclusivo resorte, y

tanto la disolucion del Senado como la próroga del General Batlle, eran cues·

tiones resueltas por quienes debian y podian resolverlas.

>

Menos aun podían resolverse en ese sentido, dada la base que se había