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pedia en mi otra nota del
I
5, con el fin de dar cima á lo dispuesto por el
Exmo. Sr. Presidente de la Repúblíca de lo que tengo conocimiento por rei.
terados telégramas con que dicho Exmo. Sr. me ha favor<:cido.
• Me permito sin embargo, pedir nuevamente á V. E. se sirva poner en
mi conocimiento su resolucioo
:i
este respecto á
fi n
de tomar las disposicio·
nes relativas á la marcha de la Comision de paz.
• Espero que V.
E.
animado por el deseo de la paz, segun se ha servido
manifestarlo en las comunicaciones que he tenido la honra de recibir clisimu·
lará la insistencia con que solicito una resolucion relati va á la
hostilidades, tan importante para el mejor éxito de la misioo de
• Reciba V. E. las espresiooes de mi especial coosideracioo
• Dios guarde á V. E muchos años.
JACINTO,
suspension de
paz.
Obispo de Megara
(
I)
•
Al Exmo. Sr. Ministro de Guerra
y
Marina, delegado del Gobierno, Co·
ronel D. Trifon Ordoñez.
CARTA DEL DOCTOR LERENA
·•
Exmo. Sr. General D. Lorenzo Batlle.
>
Sr. General :
>
Accediendo los Jefes de la R evolucioo á las repetidas instancias del vene–
rable Obispo Sr. D. Jacinto Vera y de los Sre;. D. Nicolás Zoa Feroaodez
y D. Juan Quevedo, interesados en que las negociaciones de paz no fu esen
interrumpidas, y queriendo dichos jefes hacer un último esfuerzo en tal sent i.
(1) Esta
c..1rL'\
tampoco tuvo contestacion, y ese mismo dia se libró la batalla de ].{anan
ti
ales
N o puede ser mas evidente, pues, la falsia
y
la traicion de los hombres det Gobierno. Per(J
si todavia se quieren mas pruebas sobre lo que aseguramos, ahí está el telegrama e nviado po r
el Presidente al General Castro y Coronel Ordoñez el mismo día que les remitia el que ya
hemos transcrito dirigido por conducto del Sr. Obispo.
Ese telegrama, como ya lo hemos visto en el capítulo de la Batalla de
~1anantiales,
dice
~í
literalmente:
«Julio 15 de 1871.
Presz(:/ente de la Repú.blt'ca- 1lefo11fevz·deo-Al Sr . 11'h.n/stro de la Guerra
y
General en
'.J-e/e del
E/ército
en Camf>a.1a.
»
A cepto todo
y
puede establecerse el armisticio, sin perjuicio
del
contenido de los
p lieKOS
cerrados
que
van por
tierra .
Lor en zo Batlle
»
Seguramente en
los
jJhegos cer rados
vcnian instrucciones contrarias á lo que se aseveraba
e n
los telegramas, y esto esplica. claramente las escusas del 1\{inistro de
la
Guerra
f>n
acepta
dichos telegramas como órdenes emanadas del Presidente de la R epública, segun se
puede
ver en la carta del mencionado señor que hemos publicado en el referido capítulo de la Batall a
de Manantiales.