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190 -

el patriota oficial D . Enrique Durañana

pañero de

El Diario,

que olvia d

e rvirl e

los Coronele Palomeque,

illa boa

sivamente

e le fueron incorporando

ma

ó meno pequeño , lo

iguient

rra, Coronel Romero, y lo

omandaute Torr

an to

arro ,

P ereira, los Alvarez· Quintana y B r aulio

Incorpo-

rándosele, por ultimo, el

oronel

ran y el

oma ndante Be–

llido, que acababan de ser der rotados por el Coronel Galarza;

y el Coronel

i illac, que, habiendo sido herido en Manan–

tiales, como ya sabemos, quedó oculto en

an J o é para a i -

tirse en ca a de la respetable familia del

eñor

ie nzr, en

compañia del bravo oficial

!audio

alarí y un clarin , con lo

mismos que en seguida se hallara sano, de pues de mil peripi–

cias, lograba reunirse á s u compañero

en los puntos del Ro–

sario.

erificadas e tas in corporacion es, la col umna d el Coron el

Baes llegaria á tener uno

tresciento hombres, inclusive tre in–

ta y tantos infantes d e un plantel que babia formado el Capitan

Gimenez con lo

oficiales Enrique Machó, Reboledo, Andrés

L atorre y Durañona · c uyo p lantel le fué entregado á Visillac,

en seguida de su incorporacion, pasando Gimenez á la caball e–

ria, fo rmando

isillac un batalloncito d e 80 plaza , quedando

de oficiales lo

que ya estaban y además los jóvenes Salarí,

Bastarri ca y Arteaga.

En t odo este tiempo habia transcurrido mas de un me ; y

el enemigo que al fin notó con bastan te desagrado esta

r eu–

ni on es, que se agrandaban por momentos con los nuevo con–

tingente de ciudadanos que se p r esentaban diariamente , trató

d e hostilizarlo fo rmalmente á Bae , y al efecto destacó á los

Coronele Lui Eduardo Perez y Gil Aguirr e con 500 hombres,

los que emp r endieron sobre aquel una séria y tenaz persecu–

cion, viéndo e obligado Baes á pelearlos el dia 16 de

eti emb re

en las sier ras de ial Abrigo, en el paraje denominado e l arroyo

de la Qµinta.

Formadas la

caball erías revolucionarias en dos escuadro–

n es, a l mando uno de Baes y el otro de

r an, colocáronse á

derecha é izqui erda del batalloncito de Vi s illac,

el cual por

est a cir cunstancia, vino á formar el centro de batalla. En este

ó rden fueron atacado por el enemigo, que traia t odas sus fuer–

zas e n dos divisione , al mando r especti vamente de Perez y Gi-