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SOLICITUD DEL DR. HERRERA RECLAMANDO DE LA INTERNACION
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Ministerio de Relaciones Exteriores.
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Buenos Aires, Enero r 8 de r 8
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1.
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Exmo. sei'lor:
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Juan José de Herrera, ciudadano de la República Oriental, ante V. E. en
la
forma debida espongo:-Que acaba de serme notificada en la Policia la de·
terminacion de V. E. para la internacion de mi persona á un punto distante
20
leguas de esta ciudad, pena solicitada por el Agente Diplomático de Mon–
tevideo, concedida por el Gobierno
y
que debe hacerse efectiva á los tres dias
de hecha la notificacion.
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He aceptado, como creo era de mi deber, dicha notificacion,
pero consi–
derando el acto del Gobierno, que . ella me ha hecho conocer, como agresivo
á
mis derechos y como inaplicable, por sus
fundamentos, á mi persona, me
veo en el caso de hacer constar mi protesta contra ese acto gubernativo, y de
elevar á V. E. el pedido de justicia que encierra esta solicitud.
>
Habiendo tenido que ausentarme de mi país
á
causa de los sucesos polí·
tices que allí se desenvuelven, elegí para punto de residencia transitoria la ciudad
de Buenos Aires en donde me encuentro desde el 29 del mes próximo pasado,
y
en donde comprendiendo mis deberes, que no son otros que los que se
derivan de las leyes Argentinas, he observado una conducta (no debiera ne–
cesitar decirlo) en perfecta armenia con esos mismos deberes;
los mismos,
repito, que le corresponden á cualquier habitante de la República.
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No obstante esta mi conducta, el Gobierno Argentino, á la simple requi·
sicion del Gobierno de Montevideo, que es imposible haya podido presentar
la prueba mas mínima que me haga aparecer quebrantando las leyes de este
país, el Gobierno Argentino, sin mayor esclarecimiento, sin mas dato que la
calumniosa afirmacion del Agente Diplomático de aquel Gobierno, erigiéndose
en Juez,
fallando y condenando como tal, me imponP. como pena por el in–
cógnito delito, el ser arrancado de mi residencia y ser internado dentro de
tercero dia á veinte leguas de Buenos Aires.
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Siendo, como son, notoriamente falsos
los hechos que, segun
las notas
publicadas, se han alegado por el Agente Diplomático de Montevideo, como
lo espresaré mas adelante,
lo cual bastaría por sí solo, si mas que la cues–
tion de hecho no importase la cuestion de derecho,
lo que aparece despren·
diéndose de esas notas, es que
el
delito verdadero, el crimen si se quiere,
que ecita á
traves del Plata las iras del Gobierno de Montevideo, ha sido,
en mi caso, el haber,
allá en mi país,
servido á la revolucion que sus aten·
tados ha levantado.
Es lo único
que el agente de Montevideo ha podido probar,
y tan de
acuerdo con él me encuentro en este punto, que debo declarar, con permiso
de V. E., que si para esta acusacion faltasen pruebas, á las notorias que en
mi país he dado, podría agregar, para robustecer las creencias de este Agente
y no dejarle duda en efecto respecto de nuestras posiciones respectivas,-la de
él al servicio del Gobierno de Montevideo y
la mia al
servicio del país;