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cion de los
bazos
originada por la falta de costumbre en los
animales de pisar en los parajes pedregosos.
Esta circunstancia
q~e
inutilizaba al ejército para moverse
segun el caso lo requeria, como tambien la conveniencia que
habia en quitarle al enemigo los medios de movilidad, <lió lugar
á que se recogieran todas las caballadas y boyadas que existian
en aquellos sitios, dando márgen este hecho para que el ene–
migo como se lee en sus parte , aparentara escandalizarse cuan–
do dice:
«
que los r evolucionarios arrasaban con todo lo que
encontraban en los establecimientos de campo».
Para probar lo contrario de esta afirmacion, baste decir que
se llevó hasta tal punto la disciplina en el ejército revoluciona–
rio obre este particular, que á pesar de pasarse varios días sin
carnear
una sola r es, se r epetí a n las órdenes, bajo pena de la
vida, al que tomara lo mas in ignificante por las estancias don–
d e cruzaban, poniéndo e guardias en toda ellas con la- prohibi–
cion absoluta de no dejar á los soldados aproximarse á los e ta–
blecimiento .
En uno de e tos día , una mañana t emprano, hubo de ejecu–
tarse á un individuo por el solo h echo de haber tomado unos
membrillo
de una quinta,
alvándo e milagrosamente de la
pena por la interposicion de varios jefe · siendo, sin embargo,
d
tinado á la infante ria,-y otros muchos se alvaron teniendo
qu huir del ejército.
De pue del pa aje por la
sierras de los Infiernillos, el Ge–
n eral
paricio con iguió burlar al enemigo por medio de una
hábil contramarcha que verificó una noche, dejándole á van–
guardia; y con irruió por e te medio eludir la persecucion y
r e tirar e para el departamento de Pay andú, de donde contra–
marchó para el Río
errro, vadeándolo nuevamente por el Paso
de lo Toro · 115 de
b ril , Herrando al dia
iguiente al Durazno
y teniendo luga r el 17 una Junta de
uerra,
á
la que a i tieron
todo
los jefe de di i ion y en la cual e re olvió e perar allí al
n migo para darle batalla; pero de pues se di pu o pasar al
d partamento de
1 rcede , á cuyo punto fué el
eneral Mu–
niz
al una fu rza d
la d 1
ene ral
ledina.
En [ r
d
e habia he-