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una cosa muy chistosa que dió mucho que hablar

á

los travie–

sos cronistas de aquellos tiempos. Las autoridades civiles que

existian en aquella ciudad, colocadas por el Gob ierno, no tu–

vieron inconveniente en obedecer las órdenes que les dab a el

Gen eral Muniz. Hasta aquí nada tendria de particular; er a

verosímil esa obediencia, pues podría haber s ucedido que se

hubi eran pasado con a rmas y bagajes al enemigo . Lo raro del

caso era que

á

la vez que obedecían á este j efe revolucionario,

acat aban las órdenes que el gobierno áe Montevideo les daba

sobre s us funciones civiles, manteniendo correspondencia por

notas con r evolucionarios y la gente d el gobierno.

De Mercedes el General Aparicio marchó para el centro de

la república dejando en aquella ciudad, á la vanguardia, la que

se le r eunió el 21 de Mayo en el Arroyo Grande, separándose

pocos días despues é incorporá ndosele nuevament e cuando los

sucesos de Mansevillagra; y del centro de la república conti–

nuaron los r evolucionarios para el d epartamento del Cerro

Largo.

El ejército de Suarez, d espues de la fumada que le hizo

el General Aparicio, r e trocedió para el Río Negro, pasán–

dolo por el paso de Polanco el 25 d e Abril, siguiendo s u

marcha otra vez para Montevideo en un estado de desmoraliza–

cion completa y con las caballadas perdidas por la cruzada que

acababa d e hacer, pero al llegar á Santa Lucia; donde se le r e u–

nió el General Batlle, presentó Suarez su r enuncia indeclinable

del mando de General en J efe, por la burla de que babia sido ob–

jeto y por graves desavenencias que había t enido en el ejército

con el G eneral Borges, el Coronel Latorre y otros jefes, y como

no quisiera r etirarla á pesar de las instancias que se le hicieron

es nombrado en su r eemplazo el General don Enrique Castro,

el que en seguida se pone al frente de las fuerzas y entra en

operaciones contra los r evolucionarios.

Veamos, antes d e seguir adelante, algunas cartas de los ami–

gos del gobierno, dando cuenta de los sucesos que dejamos

narrados:

" Puntas de los Corrales, en el D epartamento de Tacuarembó,

Marzo

31

de

187i.

•'

E xcmo. seiior Presidente de la R ep ziblica, General D. L orenzo Batlle.

" Mi estimado Presidente y amigo: Hoy he llegado á este punto, en don·

de los blancos han estado campados, y apenas nos sintieron se pusieron en

una retirada vergonzosa sin esperar siquiera á que se les tirara un solo tiro.