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aquella época, que narraba el hecho al otro dia en las col um–

nas de su diario de la manera siguiente:

«

ULTI!<L'\. HORA

»

La linea ha presentado ayer durante casi

todo el dia, un aspecto comple–

tamente diferente á los últimos dias-al centro al menos.

»

Varios jefes y oficiales de uno

y

otro ejército, se han acercado, se han

estrechado la mano y han hablado amistosamente de la guerra en sí y de los

sucesos militares de estos últimos dias.

,. Entre los jefes del enemigo, se citan

á

Estomba y Salvañach y entre los

nuestros Courtin, Vazquez, Elis y J•an Cruz Costa.

»

El móvil de esta accion en unos y otros, no puede ser mas generoso y

mas plausible.

»

Ese hecho prueba que no

tienen el alma envenada por los odios y las

prevenciones personales, y que si son bravos en la pelea, son despreocupados

y caballerescos fuera de ella.

• Pero talvez ese hecho pueda juzgarse desfavorablemente bajo el punto de

vista de las conveniencias de la defensa, y de la necesidad de conservar la

moral y la severidad de la disciplina en la guarnicion de la plaza.

>

El hecho, pues, ocurrido ayer, merece tomarse en séria c.:>nsideracion.

»

A la distancia de la linea estema y entre la tropa y aúnen la poblacion,

puede interpretarse el hecho de ayer como una

apróximacion de los adversa–

rios á consecuencia de negociaciones de paz, como ya hoy corria con genera–

lidad en Montevideo.

»

Sea de ello lo que fuere, no tenemos ahora tiempo para esponer todas las

consideraciones que nos sugiere

el suceso de ayer, y nos limitaremos á narrar

algunos de los incidentes que nos refiere nuestro amigo el Mayor Elis.

»

Los señores Estomba y salvañach, hablaron de la necesidad de la union de

todos los orientales, invitando á nuestros amigos á arrojar

recíprocamente sus

divisas.

>

El Mayor Elis, que como sabe pelear, sabe discurrir con acierto, les con–

testó que la fusion, por mas que alhagase

los

instintos generosos en el pri–

mer momento había sido ya ensayada con resultados funestos siempre, y que

él y sus amigos estaban persuadidos de que por ese camino no hariamos sinó

preparar nuevos males para el país ; que los partidos existían y no podian de–

jar de existir, y que otra era la solucion que debía ¡tener la cuestion.

»

El Mayor Elis decía bien:

los partidos deben modificarse, descaracteri–

zarse, ser lo que no han sido; combatirse en el terreno tranquilo y pacífico de

la prensa, de las urnas, del sufragio, pero no hemos de llegar á ese resultado,

ni por

los acomodamientos de

la fusion, ni por el triunfo de movimientos

reaccionarios encabezados por Aparicio y Medina.

• Se dijo al Mayor Elis que el Coronel Muniz (General dijeron ellos), de–

seaba conocerlo; se le buscó pero no se le encontró; el Comandante Vazquez,

fué felicitado por muchos oficiales por

la bravura y la pericia que había de–

mostrado en

los combates de los días anteriores; el Comandante

ó

Coronel