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».Afortunadamente Vd.

y

mi amigo el Dr. Basañez se dejaron burlar por

el General Caraballo.

,. Mientras Vds. miraban nuestro ejército por la desconfianza que estaba en–

cerrada en muchos pechos, pero que en la hora del peligro debia estallar, el

General Caraballo sacaba partido de su angustiosa situacion.

,. J efes denodados, mas partidarios que soldados, y con mas ódio á la trai–

cion agena que á la insubordinacioa propia, abandonaban el campo arrastrando

consigo divisiones enteras; pero mientras esos frutos producía el parlamento,

se aprovechaban para desprevenir al enemigo y ¡¡alvar la infanteria y la arti–

lleria en una marcha forzada y fatigosa

~e

I

4 leguas.

»

Esta es la verdad, mi amigo, por mas que V d. diga otra cosa.

»

En las conferencias nada ofreció ni á cosa alguna se comprometió el Ge–

neral Caraballo bajo su palabra de honor.-Caraballo se hizo de rogar sin

contestar ni afirmativa ni negativamente; aplazó para el dia siguiente su

deliberacion.

>

En ' la noche deliberó y resolvió marchar y marchó.-Precisamente porque

esa idea tenia, contestó evasivamente.-¿Ó cree Vd. que el General Caraballo

debió

revela~

su pensamiento al General enemigo?

,. Caraballo, pues, no faltó á su palabra ni violó c-;ipitulacion alguna.

>

La inclignaeion de Vd. es estemporánea y ha debido reservarla para que

aunque tarde, estallase algun dia para con los que en época no muy remota

violaron la mas solemne de las capitulaciones, 'y eso para negar la vida de

los ilustres militares de la Repüb lica.

" El General Medina puede darle algunos informes que horrorizan, sobre

el particular;

y

el mismo Aparicio se los ha de dar, porque tambien fué

actor en aquellos lúgubres sucesos.

»

Sus grandes homl>res

son abonados en eso de respetar la palabra de

honor y la fé de las capitulaciones.

,. ¿Cómo, pues, militando bajo las órdenes de esos hombres, se atreve V. á

hablar en el lenguaje severo de la lealtad militar y de la honradez política?

»

¿Será mentira que en casa del ahorcado jamás se nombre la soga, cuando

V. se permite clisertar tranquilamente sobre la fé de las capitulaciones, mili–

tando bajo las banderas de Medina y Aparicio?

" La verdad verdadera, mi amigo, es que en Corralito, como en Severino,

si nosotros quedamos impotentes para vencer y sobre todo para continuar las

operaciones inmediatamente, por falta de ginetes, y sobre todo de caballos,

Vds. estuvieron impotentes siempre para batir nuestros cuadros de infanteria,

á cuyo nombre y bajo cuya proteccion algunos escuadrones leales hacian pié

deciclidos á pelear.

»

Caraballo conservaba despues del desbande de sus reserva;;

500

infantes

y

I 200

hombres de caballería,

y

con ellos podía cruzar cliez ó veinte leguas sin

que los

300 0

gauchos que Vds. llevaban pudiesen hacer otra cosa que ese•>·

petearlo

y

molestarlo.

• Si eso no es verdad, esplíqueme como se retira impunemente el General