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Equivocado un momento saludé como una vi(;toria el suceso de Corralit9;
pero al dia ¡;iguiente dí satisfaccion á la opinion y al país, confesando lisa y
llanamente que habíamos sufrido un contraste, porque si es verdad
que Cara.
balto
y
su efército cumplieron con
Stt
deber como orientales peleando con
bravura en notable desproporcion de número,
tambien lo es que el desbande
de las reservas dej ó impotente á nuestro ejército, obligándole á retirarse mas
tarde y á abandonar el teatro actual de la guerra.
• Eso lo he dicho en
Et S iglo
del 4 de Octubre y
á
la fecha Vd. lo ha–
brá leido.
• En lo que
talvez, disiento con Vd. mi amigo y compatriota, es en la
magnitud que da Vd. al triunfo de eso que llama Vd., muy suelto de cuerpo,
Ejército Nacional, como si el nuestro
fuera de Turcos ó de Griegos ó de
Salvajes Unitarios, que era todavía algo peor en la antigua tecnología.
• En lo que talvez. y sin talvez disienta, es en la narracion que nos hace
Vd. de las conferencias tenidas entre los Generales, y de los compromisos
de
honor que violó Caraballo segun Vd. porque á la version de Vd., que es al
fin de un partidario y de un partidario autor y actor protagonista, puedo opo–
ner
la
version de diez, veinte y cien partidarios que refieren las cosas
de
muy
distinto modo .
• En primer lugar, permítame que le diga que no es cierto, que despues de
la batalla de Corralito, Caraballo se quedase reducido á la infantei;ia y 500
hombres de cabalieri¡¡.
• Solo la division de Paysandú que no dejó el campo hasta muy entrada
la noche. del
29,
conservaba mas de 500 hombres. Las divisiones de Moyano y
Salto estaban intactas.
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La verdad que lo que sugerió
á
Vd. y al Dr. Ramirez y al General Mu–
niz la idea del parlamento y de las con ferencias, fué el oonocimiento que te–
nían Vds. de las intrigas y chismografia que acusaban al General Caraballo de
estar en inteligencia y de perfecto acuerdo con Aparicio y sus opiniones ; idoo
que Vds. venían explotando hábilmente de tiempo atrás y
Á
la cual deben Vds.
no haber sido derrotados en la desgraciada jornada de Corralito.
, Antes y despues de la
batalla, Vds. han vivado al General Caraballo y
Ías
cartitas
y los
recados verbales
para con el simpático y popular caudillo,
como le llamaban Vds., no han escaseado y héchose circular y héchose cono–
cer con particular estudio (
1).
• ¿Hicieron Vds. algo parecido en Severino donde
levantaron fácilmente
las dos alas de caballeria dejándonos reducidos á la infanteria y un puñado de
ginetes?
• ¡Ah! Vds. sabían bien lo que hacian! Atroz arma es la calumnia, y us·
tedes no la olvidaron un momento.
• Las armas han hecho algo, se dijeron; 1a diplomacia hará el resto.
(1) Todo lo que hubo obre este particular,
ya
lo hemos dicho al_ principio de este cap͕
tulo
y
en el trascur.;o de esta obra.