REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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mino de ocho año , los derechos de entrada que ya
pesabau sobre el azúcar y el tabaco. E ta proposición
dió lugar
á
g randes reclamaciones. Los que comer–
ciaban con las colonias, los comerciantes de especias,
de azúcar
y
de tabaco asediaban á peticiones la Cá–
mara
y
las oficinas públicas . El pueblo de Bristol, que
mantenía gran tráfico con Virg·inia
y
.Jamaica, envió
una diputación que fue oída en la barra de la Cámara
de los
omunes. Por un momento Rochester llegó
á
vacilar, pero el pronto ingenio de orth
y
su perfecto
conocimiento del comercio, prevalecieron, a i en el
Tesoro como en el Parlamento, contra toda opinión .
Los diputados Yiejos estaban a ombrados al ver que
un hombre que apenas llevaba n la Cámara quince
días
y
que babia pasado la mayor parte de su vida en
países extraños, asumiese con confianza y desempe–
ñase con habilidad todas las funciones de un canciller
del Tesoro (1).
Su plan
fuó
adoptado,
y
gracia á esto se halló la
Corona en posesión de ·Una rentad un millón nove–
cientas mil libras, sólo de Inglaterra; cantidad más
que suficiente para atender
á
los ga tos del Gobierno
n tiempo de paz (2).
(1)
/,i(e
o(
Dudl•Y
Not"th,
176; Lonsdale's.
Msmoit'a¡
Van Citters
junio
i2
(2'2), 1685.
(2)
Commont'
Journal~,
marzo 1, 1689.