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LORD MACAULAY .
no se habían atrevido á aplaudir tan notable discurso
lo habían aprobado en su interior; que era universal
asunto de conversación en todo Londres, y que la im–
presión que hiciera en el público parecía ser dura- ·
dera (1).
Constituyóse inmediatamente la Cámara en comi–
té, y votaron al Rey la misma pensión vitalicia que
había disfrutado su hermano (2).
XXXII.
ACUERDOS DE LA CÁMARA POPULAR EN LA CUESTIÓN
RELIGIOSA .
Los celosos partidarios ·de la Iglesia anglicana, que
formaban la mayoría de la Cámara, parece haber
sido de opinión que la prontitud que habían mostrado
en acudir
á
los deseos de Jacobo, en lo relativo á la
pensión, les daba derecho á esperar alguna concesión
de su parte. Decían que, ya que tanto habían hecho
por contentarle, algo debía hacer él por contentar á la
ación . Púsose, por tanto, á discusión en la Cámara
la cuestión religiosa
á
fin de ver cuáles eran los mejo–
res medios de atender á la seguridad de la Iglesia es–
tablecida. En aquella discusión dos resoluciones se
adoptaron unánimemente. En la primera manifesta-
(1)
Burnet
1,
639;
Evelyn's,
Diary,
mayo 22,
1685;
Barillon,
mayo 23 (junio 2) y mayo 25 (junio 4),
1685.
El silencio del
Dia–
rio hizo dudará Mr. Fox, pero se explica por la circunstancia de
no haber sido apoyada la proposición de Seymour.
(2)
Jo1wn als,
mayo
22;
Stat. Jacob. II,
1,
l.