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LORD MACAULAY .

Era entonces costumbre que de pués de exponer el

Rey co ncisamente las razones que le habian movido

á

convocar el Parlamento, el lord Canciller expusiese

con más amplitud

á

ambas Cámaras el e tado de los–

a untos público . Guildford, siguiendo en esto el

ejemplo de. us predecesores

larendon, Bridgeman,

Shaftesbury y

ottingham, había preparado un ela–

borado discurso, pero con g ran despecho_vió que sus

servicios no eran nece arios (1).

Tan pronto como los diputado volvieron

á

su Cá–

mara, se propuso que e

constituyera en comité

(2), á fin

de

stablecer la pensión que había de asig·narse al

Monarca.

Entone s se levantó 'eymour. Gracias

á

los retra,.

tos que de él no

quedan, podemos repr entárnosle

en aquel momento, con su a pedo alti o, pro¡.,io del

j

fe

d la di oluta

gentry;

lo arti:ficiale bucles cay en–

do en el gante profu ión en torno d

u hombro ;

y en

1 labio y en la mirada una dobl e presión

de voluptuo idad y desdén.

1

0

era u de eo, decia

el altivo caballero, que el Parlamento retira e

á

la

Corona los medio

de atender al sostenimitmto del

Gobierno. Pero ¡,era aquello

u realidad un Parla–

mento"/ ¡,Aca o no había en aquellos bancos muchos

diputados que, como todo el mundo sabia, no tenían

derecho

á

sentarse allí, muchos cuyas elecciones

manchara la corrupción, muchos

á

quiene

contra

su voluntad y sólo movidos del temor llabían vo–

tado sus electores,

y

mucho

también elegidos por

corporaciones que no tenían existencia legal?

¿~o

se

habían reconstituido las comí iones de los distritos

á

desp cho de lo que las Cartas reales, de inmemorable

(1) North's,

L'i(•

of Gt1ild(ord,

256.

{2) Vénse el Apéndice .-(N. del T .)