El leProso
y
S. LUCAS
S
el paralítico
de la presa de lOS peces que habían
a
M•. 2. 7.
tomado;
10 Y asimismo á Jacobo y á Juan,
hijos de Zebedeo, que eran com–
pañeros de Simón. Y Jesús dijo á
Simón: No temas; desde ahora pes–
carás hombres.
11 Y como llegaron á tierra los
barcos, bdejándolo todo, le siguie-
b
ve•. 28.
ron.
blasfemias? •¿Quién puede perdo–
nar pecados sino sólo Dios?
22 Jesús entonces, conociendo
los pensamientos de ellos, respon–
diendo, les dijo: ¿Qué pensáis en
vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus
pecados te son perdonados, ó de–
cir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el
Hijo del hombre tiene potestad en
12 Y aconteció •que, estando en
cMt.8.2-4.
la tierra de perdonar pecados, (dice
una ciudad, he aquí un hombre
:&':4t
al
paralitico):
A
ti digo, levántate,
lleno de lepra, el cual viendo á
toma tu lecho, y vete á tu casa.
Jesús, postrándose sobre el rostro,
25 Y luego, levantándose en pre-
le rogó, diciendo: Señor, si quieres,
avc•. IS.
sencia de ellos, y tomando daquel
puedes limpiarme.
en que estaba echado, se fué á su
13 Entonces, extendiendo la m a- •
cp.
1s. 43.
casa, •glorificando á Dios.
no, le tocó, diciendo: Quiero: sé
26 Y tomó espanto á todos, y
limpio. Y luego la lepra se fué de
/vc..s.
glorificaban á Dios; y ' fueron lle-
él.
nos de temor, diciendo: Hemos
14 Y él le mandó que no lo dijese
visto maravillas hoy.
á nadie: •Mas ve,
díjole,
mués-
oLv. 14. '·
trate al sacerdote, y ofrece por tu
h•,¡J;. 9.
27 Y después de estas cosas hsa-
limpieza, como mandó Moisés,
t '3
2
lió, y vió á un publicano llamado
para testimonio á ellos.
14::11:
Levi, sentado al banco de los pú-
15 iEmpero tanto más se extendía iMs. L<s. blicos tributos, y le dijo: Sígueme.
su fama; y se juntaban muchas
28 Y dejadas todas las cosas,
gentes á oir y ser sanadas de sus
levantándose, )e siguió.
enfermedades.
29 E hizo Levi gran banquete en
16 Mas él se apartaba
1
á
los
;Mt.14.23.
su casa; y había mucha compañía
desiertos, y oraba.
kMUS. I7.
de •publicanos y de otros, los cua-
les estaban á la mesa con ellos.
17 Y aconteció un día, que él
30 Y los escribas y los Fariseos
estaba enseñando, y los Fariseos y
murmuraban contra sus discípu-
'doctores de la ley estaban senta-
LcD. 2. 46.
los, diciendo: ¿Por qué coméis y
dos, los cuales habían venido de
Hch.s.
34
·
bebéis con los publicanos y peca-
todas las aldeas de Galilea, y de
dores?
Judea y Jerusalem: y la virtud del
31 Y respondiendo Jesús, les dijo:
Señor estaba
allí
para sanarlos.
Los que están sanos no necesitan
18 Y he aquí unos hombres, mque
mMt. 9.2-s.
médico, sino los que están enfer–
traían sobre un lecho un hombre
::~2~·
mos.
que estaba paralitico; y buscaban
" J n.
9. 39.
32 "No he venido á llamar justos,
meterle, y ponerle delante de él.
sino pecadores á arrepentimiento.
19 Y no hallando por donde me-
o Mt. 9.
33 •Entonces
~ellos
le dijeron:
terle á causa de la multitud, subie-
~i;.'~:
¿Por qué los discípulos de Juan
ron •encima de la casa, y por el
1s-22.
ayunan muchas veces y hacen ' ora–
tejado le bajaron con el lecho en
v~'.r~~· i.: ~;:
ciones, y asimismo los de los Fari–
medio, delante de Jesús;
o2Sz'h 2·
seos, y tus discípulos comen y
20 El cual, viendo la fe de ellos,
r cp . .
•
beben?
le dice: Hombre, tus pecados te
34 Y él les dijo : ¿Podéis hacer
son perdonados.
que los que están de bodas ayu-
21 Entonces los escribas y los
nen, entre tanto que el esposo está
Fariseos comenzaron á pensar, di-
con ellos?
ciendo: ¿Quién es éste que habla •
Jn.
16. 4.
35 •Empero vendrán días cuando
9