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La torre semicircular de Machu-Picchu, es una construc–
ción interesantísima, se encuentra en uno de Jos grupos más
importantes de la ciudad y descansa en una roca, en la cual
hay una caverna recubierta con sillares hermosamente tra–
bajados y adornada con nichos; conecta con un muro orna–
mental con ornacinas y canecillos para sujetar el madera–
men, y tiene verdaderas ventanas, en lás que se advierten
particularidades muy notables (1).
El destino religioso de este edificio nos parece seguro.
La caverna que debió ser la tumba de un
mallqui,
lo conecta
con los llamados lnti-huatanas, que demostró Uhle eran, en
muchos casos, altares para el culto de los antepasados, no
excento de vinculaciones con el de lnti (2). El muro orna–
mental corresponde a un corredor, como aquellos de que ha–
bla Garcilaso (3) que servían para la celebración de las fies–
tas. Las ventanas tuvieron, seguramente, un fin ritual; a
una de ellas llama Bingham Ventana de las Serpientes, por
unos taladros hechos en el dintel, que conducen a un estre–
cho pasadiso dejado en el interior del muro. por el cual po–
dían ·serpientes pasar a pequeñas cámaras interiores, en las
que, quizás, tenían sus nidos, y se imagina que el que dichos
animales salieran por uno u otro hueco era para los sacerdo–
tes de Machu-Picchu un oróscopo sagrado; acertada o no es–
ta suposición, que no es otra cosa, habrá siempre que admi–
tir que no a razones prácticas, sino a motivos culturales obe–
dece tan complicada construcción, siendo de notarse que «in
the Temple of the Sun, in Cuzco, which is characterized also
by having a semicircular building, boles similar to these
have also been found (4)
».
Otra de las ventanas tiene a
cierta distancia de los ángulos unas piedras salientes cilíndri–
cas, en todo iguales a las que servían para su jetar la techum–
bre y que deben haberse empleado para amarrar una corti–
na; Jo que nos ir¡dica que por esta abertura se quería que
sólo en determinadas ocasiones penetrasen los rayos del sol.
Si la torre redonda de Machu-Picchu, puede servir como
un remoto antecedente para la interpretación del destino de
(! )
lJínghan¡.
Op, cit. págs, 484, •185, 486, 487, 489, 490, 491
492, 493, 494, 496.
(2)
Uh/e,
Max. Zur Deutung der Intihuataua---XVI Int. Am. Kon.
Wien . 19 10, pág•. 371.378.
'
(3) «En muchas Casas de los Incas, babia Galpones muy grandes
de a doscientos
pasoR
de hHgo,
y
de cincuenta,
y
sesenta. de aooho, to–
do de una. piez;¡., que servían de plaza.j en los cuales haofan
su~
F iestas,
y
Ba.iJes, cnaudo el tiempo con Aguas no
les perroitfa estar en la Plaza
al descul>ierto.
t:;af'ci/aso ,
Primera Parte de los CQmnntarios Reales.
Madrid 1723.
p~g.
176.- Aigo d• b• entrar la
fan~asia
del Inca en esta
desoripoióo¡ debieron ser nada mús que correCores edificados al rededor
de un gran patio.
(4)
]Jingham.
O
p.
cit. pág. 492.