en diccionario kichuaalguno. Como
nina
signi fica
<t
fuego ))
y
halwa
uafue–
ra
ll,
Núwchwnbi
querria decir
tt
isla de fuego)),)' no seria otra que la isla
ele l\arborough del grupo ele los Galápagos en donde hay un YOlcán en acli–
vidad ;
y
/Ialwachwnbi
querría decir «isla que está afuera " (de las olras),
y
'ería la isla Juan Fernández
(68,
375-3¡6). A la verdad , el sabio ameri–
canisLa no parece ni muy segu ro oi mny satisfecho de sus etimologías. En
efecto, no resislen a la crílica.
Conviene notar que Sarmiento de Gamboa jamás escri be
halwachwnbi
sino
anachwnbi (116,
XXlV) o
avachwnbi (95,
go-gt) y que Cavello Bal–
boa escribe una vez
hagrwchwnbi (19,
82).
y
olra
aguaclwmbi (·19,
rg6).
Por lo lanlo, la
h
inicial estú lejos de ser segura. Ahora bien,
ahua
signi–
fica en 1\.icl;ua « lela urdida »
(62,
g); por otra parle,
nina,
aclemús del
sentido que le da Jiménez de la Espada, tiene el de« fino, precioso"
(62,
25¡-2 38). De aquí tenemos que, si damos a la palabra
chwnbi
su sentido
real ('), podemos Lraducir
rduwclwmbi
como « faja de tela tn·dida »,y
nina–
chwnbi,
como
ct
faja fina , preciosa)). -i\ada mús natural que comerciantes
hayan designado las islas con el nombre de uno de los artículos de inter–
cambio que allí se procuraban.
De lodos modos, la idenLiftcación propuesta por Jiménez de la Espada no
podría aceptarse, puesto que el relato de Sarmiento de Gamboa, lo mismo
que
el
de Cavello Balboa, hablan de islas habitadas, mientras que las islas
.J uan Fernández
y
Galápagos jamús han estado ocupadas por
el
hombre
de una manera permanente(') . Evidentemente no puede tratarse músgue de
islas oceánicas.
. f-o hay ninguna imposibilidad para admilir
e¡
ue ellnca haya podido lle–
gar a una ele estas islas en nueve o doce meses de navegación. Ciertamen te.
la balsa no era un ;neclio de navegación tan notable como la pirngua con
balancín o la piragua doble, pero las buenas cualidades náuLicas, que los
autores antiguos le reconocen, debían permitirle largas travesías en un mar
Lram¡nilo, como está casi siempre el Pacifi co en la región de los Lrópi–
cos (') .
{')
Por un error de impresión o de copi.a; Cavcllo 13alboa
(19, :199)
da a esta
palalm:t
cltumbi
el sOnlido de
masa dr: piedra.
En realidad. ha,r que lcCI'
champi (G2,
85). Detalle
gntcioso, Santa Cruz
Pach;1cuti
escribe claramente
cltumbi
para
dc~ignar
esta arma, pero
"ll
editor Jiméncz de la Espada ha creído deber corregir poniendo en una nota:
c/.umpi
e( macana
11
(
11
fi,
286).
(e)
lnlcncionalrncntc digo
ct
de una manera permanente)), porque he dicho anteriormente
(pág.
1¡8)
que en las
isla~ Galápago~ ~e
habí;m encontrado
rc:<lo~
de ocupaciOn temporaria.
(')
Sin prelunder establecer una comparaciOn entre las
balsas
)'
los barcos
~lipalíole!i,
no dejn de lier interesante recordar que la e"pcdición de Snn1JÍ(lllto de Gamboa, qm· partió
el tg de noYicmbre de 156¡, llegó
el
,5
de onero de
J5GS
a la.-
i:;las Bllice
(~.j.
XXX II–
XXXlliJ.
El tonelaje de las
b(L/sas
alcanzaba, a
''CCCi:,
a 3o loncladas(JOR. 196). Los nn–
''ios que Pizarra utilizó para el descubrimiento del Perú no tenían
llHÍs
de /¡o ó
Go
tone–
ladas
(108,
'93).