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Si Betanzos dice que sembraron coca o ají en un suburbio del
Ou¡r,co, es uu error porque la coca sólo crece en tierra caliente -o
habrán tomado la palabra «Qoqa>> en el sentido airnará que es gené–
rica de
árbol~
(4) Según Fray Martín de Morúa poblaban el valle del Ouzco
indios Lares, Poques y Huallas.
Los testigos declarantes no querían
reconocer a los Guallas y
Antasayas como verdaderos aborígenes del valle,
y
tal
ve:~;
podríamos
considerarlos corno parte de los Antis que hoy con el nombre de
Oarnpas viven por
los ríos Tambo Yanatilde, donde
los encontré
bajando por Lares, lugar meneionado por Sir Olcrnents JYiarkham.
Del
Ou~co
nos cuentan que so componía de treinta casas y que
la
población antiguamente se
llamabg, «Acarnarna >> . Aca- as–
hua=ch icha
y
mama =madre o muj er, es decir que era un lugar
donde se consegnía chicha.
.. Los otr0s
(los
Ayllus, 'es decir los Sauasi rayes y
los A leahui–
zas pretendían el origen de Sutictoco y Oapactoco, respectivamente, y
se
con~iueraban
como relacionados con los Incas aunque no pertene–
cían , a la primera noblez11 del
On~co.
A
este valle inmigraron los ocho hermanos Incas, cuatro hom–
bres
:>
cuatro mnj f rcs, rt>spcdo a cuyos nombres están acordes casi
todos los
escritore~:
Pedro Sarmiento de Gamboa, Juan de Betan–
~oR,
el licenciado Montcsino8 y Oabello Balboa. Oieza de León sólo
pone treB bombres y
i
!'GS
mujeres y Garcilaso de ht Vega Inca sólo
nombra una mnjer, que es la madre de la Inca- panaca.
Los nombres de estos Incas se pueden dividir en apodos y títu–
los
y
pondré aquí primero los que se repiten :
Ayar, me parece que sólo significa «el muerto o finado>>- porque
«ayan=qninua si lvestre, no parece propio.
Oapac =ilust,rc, príncipe o rey.
Tupa=noble, real, divino, es palabra que existe como tupa–
na =Dios en muchas lenguas sud-americanas.
Según l¡t leye nda incásica, figura Ayar Manco o l\'Ianco Oapac
como principal
y
padre de la familia real.
La palabra Manco no existe en la lengua quichua
y
me inclino
a buscarla en el aimará.
«lYlan o main»
es el primer número cardinal- el número
«Uno»; y en el muy interesante libro del Dr. Bautista Saaved ra,
p.
186,
encontramos la expresión «mancabjanaca» o sea en quichua
ñokap- panaca, mi familia, mi ayllu .
E~te
término es caracterís1ico, porque se us<t el número uno
como adjetivo o pronombre posesivo con el significado subrayado del
«Yo>>.
Es el egotismo marcado que también se encuentra en el cas–
tellano como en todo el mundo. El convencionaliomo moderno no
puede evitar que el «Ego» se ponga como primera persona del sin–
gular en la gramática.
Mientras que no me muestren otra explicación mejor, creo que
Manco no es más que el
pTimero;
y
como tal, al principio no ha
sido nombre. Aunque no se conoce históricamente el verdadero
Inca primero, nadie puede negar que ha habido un primer Inca.