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que para este sonido ténian, precisamente otra letra que es el
yod
{ 1).
Lo que dice el·p. Mossi de esa letra (jain ) en su diccio·
nario es un cúmulo de errores gordos. Citaré uno solo, por·
que . verdaderamente repugna a una persona, aunque no. sea
más que medianamente·.
autoridad
en la filología científica1mo·
den¡a, de hacer derroche .de papel y tinta para ocuparse mu·
cho
·cort
tantos absurdos. Dice el autor que la
«
eta,
griega
(H) está en el alfabeto de los helenos en lugar del ayin he·
breo. Pués, ni la forma
ni
la pronunciación (antigua
y
mo–
d erna), ni el número de órden que ocupa dicha letra en el
alfabeto griego, no corresponde al ayin hebreo, o mas bien fe.
ni
cío, (porque son los navegantes de la Fenicia que han traído
s u escri tura· a Grecia y que la dieron también a los hebreos ).
Dicha letra griega proviene de la consonante fenicio·hebrea
«
het
»
(como se transcribe hoy) la cual aún en el hebreo
y
arabe moderno tiene una pronunciación gutural tan particul ar
qu e es casi inimitable para otra raza y suena verdaderamente
para el oido europeo como una vocal. De allí viene que los
griegos la tomaron por una e larga, aún conservando la forma
antigua del heta o het. Y basta de letras, que todas las trans:
cripciones que da el p. Mossi del hebreo son por el mismo estilo,
puras adivinanzas; porque son tan arbitrarias, caprichosas e
inconsecuentes que ninguno, a no ser un hebraísta consumado,
podría decifrarlas
y
reducirlas a su primitiva forma hebraica.
Pasemos a las etimologías. La idea obstinada de algunas
personas semieruditas en el campo de la filología de querer
buscar raíces arias, sumero-acados o semitas en las· lenguas
americanas ha pasado, hace tiempo de eso, a ser lo que en
buen criollo se llama una simple chifladura que hoy día nin–
gún lingüista serio puede tomarse el trabajo de refutar sin ex–
poners e a un completo ridículo (2).
(ll Lo más probable e' que en esta letra el autor quiere dejar a la j su pro·
nunciación castellana para corresponder a la gamma con que los griegos solian a
veces escribir el
<
ayiu ,. hebreo. Pero en este caso ¿cómo debe pronunciarse la pa·
labra • Kjechua;? E> esto una confusión babilónica repetida.
(2) Coincide con la publicación del tr&bajo, que yo me veo obligado a tratar,
otra menos extensa en una nueva revista surgida dentro de la juventud hebrea de
esta capital y llamada • Vida Nuestra "· Es un articulo corto, inscripto •La hi·
pótesis de Lord Kingsborongh • en el que otro filólogo pintoresco cita etimologías
hebreo. kichuas, a cual más descabelladas. .Lo más curioso de todo está en la
coincidencia de la amarga suerte que cupo a los dos partidarios apasionados de esta
hipótesis absurda. Tanto el p. Mossi como el mencionado lord son personas igual-