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el método de hi. antífrasis, como por ejemplo aquel famoso

lncus

e~

non lncendo.

Así se habrá formado la palabra aceite por

ser el olio sustancia más opuesta que ninguna otra al vinagre

en su gusto. Desplantes son estos de la cavilación fantástica

desfrenada, que serían increí bles, si no se encontraran todavía

hoy mismo etimologistas de la misma laya pintoresca. Por

curiosa casualidad la misma palabra mencionada, tan evidente·

mente árabe como pocas (1) , ha estorbado el sueüo de un vasco

pseudo -filólogo entre nosotros, hasta encontrarle la feliz etimo–

logía «asa -ita» que significaría producto de molienda de piedra

en el idioma de esa simpática raza, al que él se cree obligado

de reducir todos los idiomas de los humanos, monos, pájaros

y demás bichos vivientes.

Dejémonos de gracejos y pasemos al grano, aunq ue sea esta

vez bastante amargo, porque se trata el e criticar la obra vital

de un hombre de quien buscaría más bien la amistad, si estu–

viera todavía ent re nosotros. Principiando por el alfabeto que

el p. Mossi emplea para su transcripción del hebreo lo encuen–

tro horriblemente confuso (2). No puedo ser aquí tan prolijo

como para considerar letra por letra, pero daré una muestra

que basta. Según la ortografía que él usa para la misma pa–

labra Kichua, que él escribe siempre Kjechua, parece que

quiera dar a la j la pronunciación que tiene en alemán

y

otros

idiomas donde suena como la

y

castellana en yerba etc. Se

desprende eso también de la ortografía

«

pijel

»

que él da a la

palabra hebrea

«p i -el »

que significa cierta forma gramatical de

aqu ella lengua. Ahora, si admitimos qu e eso se haga por

convención, nunca se podría dar con la misma letra el

«

ayin

»

hebreo que él siempre escribe jain

y

que ni hoy día, ni anti–

guamente los hebreos pronunciaron como la

j

aiemana, puesto

(1) En arabe la palabra azait significa olio y proviene del articulo

al

que de·

!ante de una z se a•imila,

y

zait

(el olivo

y

su producto).

(2) En el alfabeto de la transcripción hebrea

y

kichua (pág. 21) además de

estar Ja letra que corresponde a la

teth

hebrea antes de la

heth,

está mal transcripta,

porque a pesar de la

theta

griega que está en su lugar en el alfabeto de ese idioma,

la pronunciación que le daban

y

dan los hebreos es simplemente t, mientras que

el sonido

th

es el de la letra

tluw,

a pesar de corresponderle en el alfabeto griego

la T (tau ). A juzgar por esta confusión que explica muchos deslices etimológicos

del autor, parece que él no conocía el hebreo en su letra original sino en transcrip–

ción latina. E>to lo demuestran también otras letras de su alfabeto (p. e.

Quoph

que él toma por una letra consonante doble (kw o kv), mientra':) que es en hebreo

legítimo todo Jo contrario, puesto que se arrjma a vocal ).