clinaciones y conjugaciones se indican
por medio
de sílabas añadidas al final de la dicción.
. . .
La
lengua japonesa es muy rica para expresar
obje~
tos reales
é
ideas sensibles;
pero es muy pobre en
voces
abstractas
é
ideas generales.
¿
No le parece á usted, le diré de
paso~
que
en esta descripción se está hablando del quichua
ó de alguno de sus congéneres
?
Ahora llamo la atención de usted sobre esa se–
mejanza del
yamato
con los idiomas
uralo-altai~
cos,
y me permito recordarle que los Tchuktchis
habitan, cabalmente, en la región uralo-altaica,
parte fronteriza respecto de los Esquimales, con el
estrecho de por medio.
''Los Japones, dice el sabio filológo español
Don Lorenzo Hervás [cuyos interesantes trabajos
comienzan á ser hoy más apreciados que en su
tiempo], los Japones no entienden ninguna len–
gua china, sino algunas palabras de ellas, intró-
. ducidas en sus libros." [ ·• Catálogo de las lenguas"
tomo
2.
trat.
li
cap. II.]
'' El ruso Estéban Krasheninicoff [dice el mis–
mo autor ], fundándose en sus propias observacio–
nes y en las de Steller, conjetura que pertene–
cen á una misma nación los
tchutkis~
kamchada-
. les y americanos de las costas de América que
están vecinas á la extremidad oriental del Asia.....
La prueba de su respectiva descendencia se ten–
drá, cuando se puedan
cotejar sus lenguas,
las cua–
les casi en todas las naciones, y principalmente
en las bárbaras,
kacen conocer claramente su ori–
gen."
(Id. tomo
2.
o pág.
278 ).
uLos tchutkos [añade en otra parte·el Sor. Her–
vás ], desde su país, vecino al promontorio
Tchus~
lcotkoi,
llegan en un día de estío á América, con
.sus
barcas de hueso de ballena
y
de pieles_de va-