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EL FUTURO DEL AYMARA

Los pueblos que tienen la fortuna de po–

seer, al lado d-e su idioma oficial, otro, ar–

caico, se enorgullecen de él, y sus estudio–

sos y academias lo cultivan amorosamente

En sus universidades, el conocimiento de

tal lengua es impartido desde -eruditas cá–

tedras. Todo un cuerpo de doctrinas folk–

lóricas, artísticas y poéticas florece en tor–

no a tal lengua y a tales cátedras, servidas

por publicaciones de alta categoría.

Hasta ahora, la lengua aymara ha su–

frido el mismo ostracismo sociológico que

la raza -esclavizada que la forjó. Idioma de

siervos y parias, inquieta a contados estu–

diosos o sólo sirve para pasar ratos ame–

nos a la sombra de su incomparable im–

presionismo verbal.

Pensamos que es un deber perentorio

para la nacionalidad -y ante todo para

La Paz, cerebro de ésta-

el

emprender

una verdadera campaña de rehabilitación

del idioma aymara, a fin de que llegue a

completar su ciclo evolutivo cultural. Ni

más ni menos. Al lado de la "castellaniza–

ción" de las masas campesinas del altipla–

no y de los valles aymaras, meta indeclina–

ble que nunca podrá ser soslayada, cree-

s?br~vivir

hasta

~uestros

días gracias a su prodigiosa

VItahda~,

han

temd~

su plena eficacia la

tradición oral

Y,

los

ntrno:. narratwos

y

ion éticos.

No negamos que

aun

e~tre

los. más preservados grupos aymaras,

s~

hayan Introducido términos derivados del castellano

0

caste!lanos deformados (

aluáta,

el alha,

auíla,

vieja abue–

la,

t~lmara,

temblor, etc.) ; pero no se trata de ello

Gracias a la tradición oral y a los ritmos

narrativo~

aymaras, los \'Ocablos genuinamente del idioma son usa–

dos,

Y

pronu_nciados hoy tal como se lo pronunciaba antes

de .a

Colom~-

A falta de mejor prueba, ofrecemos ésta;

conocemos Cierto manuscrito de un doctrinero del siO'lo

XVII

(Biblioteca de D. Ismael Sotomayor), donde las

palab~as

.a_ymaras son, en letras, sílabas y significado,

las mismisimas de hoy, ¡sin una sola alteración!

_Al

segun~o:

la lengua aymara no llegó a cumplir su

ciclo evol_utlvo, que, sin la menor duda, al amparo dt>

un post_enor desarrollo de la cultura aymara, se habría

perfecciOnado como en las demás lenguas

lt

E

l

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. ,

cu as.

sa

evo ucwn se

vw

repentinamente truncada

0

1 ·

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'' f

p r a ImpOSI·

Cion, a avor de armas superiores, de la cultura española

orgullosa, exclusiva y despiadada La raza

'

1

.

·

aymara

-y

su

engu~-·-

demasiada prueba de titánica vitalidad die–

ron consip;u•endo mantenerse y sobrevivir hasta ahora.

mos que la incorporación del Aymara a la

vida social y cultural de la nación sólo

podrá ser enriquecida y favorecida por la

transformación del idioma aymara en una

lengua culta, con numerosas publicaciones,

revistas y diarios. Una vez restablecida la

dignidad gramatical de este idioma (obra

magna cuyos méritos y gloria le están re–

servados a la Escuela de Filosofía de la

Universidad de La Paz), se debe ingresar

audazment~

y de lleno en la racional am–

pliación del Aymara con todos los térmi–

nos científicos, técnicos o artísticos occi–

dentales como sea preciso. No sólo todas

las lenguas "sabias" de Occidente han he·

cho lo propio (entrando a saco en la etimo–

logía griega y latina), sino que lenguas

como el árabe, el hebreo restaurado por los

Sionistas, el griego moderno, han incorpo–

rado a su vocabulario miles de vocablos

ajenos. ¿Por qué no iba a suceder lo pro–

pio con el Aymara? ¿Y por qué no antici–

paríamos aquel día ·en que, una vez alfa–

betizadas las masas campesinas de la "co–

marca aymara", reciban éstas, variadas pu–

blicaciones relativas a la marcha del mun–

do, a su profesión inalienable, a su tradi–

ción y su historia, al país,

en Aymara?

Por supuesto, la primera condición para

este ideal es la codificación racional y cien–

tífica del "alfabeto" aymara. Déj-ense de

lado, para siempre, los "alfabetos" empí–

ricos e inconsistentes que nos afligen. Que,

mediante un boletín, la Escuela de Filoso–

fía de nuestra Universidad propugne e im–

ponga un alfabeto definitivo e· inalterado

aymara, expurgado de todo empirismo in–

fantil; y luego se lance por la vía de la

creación de una literatura aymara. Si la con–

memoración del IV Centenario de la Fun–

daci.ón

de esta Ciudad gloriosa y

aymara

pudiera marcar el comienzo de la res–

tauración del idioma más bello de América

se habr,ía

hec~o

una obra nacional,

per~

se habna rendido también a la raza que es

el,

substratum

del Paceñismo, el mejor y

mas durable homenaje.