Table of Contents Table of Contents
Previous Page  98 / 554 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 98 / 554 Next Page
Page Background

Pizarra, dic-e el culto historiador don En–

rique Finot, establecían las condiciones en

que había de llevarse a cabo la conquista

del Perú, una de las cuales señalaba la fa–

cultad de repartir "tierras"

y

"solares" en–

tre los conquistadores y la de crear "enco–

miendas" de indios. De este modo los con-

Djego Centeno, conducido en litera por sus soldados.

quistadores se consideraron dueños de los

repartimientos que habían recibido y seño–

res absolutos con derecho de vida y hacien–

da sobre los indios encomendados. Contra

los abusos que con tal motivo se cometie–

ron fué general la protesta encarnada en

una enérgica reclamación escrita, un si es

no ·es exagerada, de Fray Bartolomé de las

Casas, Obispo de Chiapa, a la que inme–

diatamente atendió Carlos V dictando una

legislación especial para las colonias, de

protección a los indios declarados fieles y

leales vasallos de la Colonia y de reduc–

ción de los repartimientos.

Vivo sentimien,to de resistencia se difun–

dió entre los conquistadores cuando se die–

ron cuenta del alcance de esas ordenanzas.

Alegaban que con sus trabajos, sus esfuer–

zos y con su sangre habían conquistado esas

tierras de las que se trataba de despojár–

seles, arrebatándoles sus derechos "inalie–

nables e imprescriptibles". Y se produjo

una verdadera insurrección contra la me–

trópoli, tendiente al establecimiento de un

gobierno propio o al reconocimiento del de–

recho

de

sucesión de los conquistadores.

A la noticia de que el Virrey designado,

Blasco Núñez de Vela, se dirigía a Lima,

<~nimado

del firme e inquebrantable pro–

pósito de dar cumplimiento a las ordenan–

zas de Carlos V, Gonzalo Pizarra, en son

d·e guerra, marchó sobre el Cuzco. donde

tomó el título de Procurador General en–

cargado de gestionar la suspensión de las

ordenanzas. El Virrey Blasco Núñez de Ve–

la, que llegando a Lima, declaró que ha–

ría cumplir inexorablemente las ordenan–

zas, ejercitando al efecto ciertos actos de

rigor, fué apresado por la propia Audien–

cia, que abrazó la causa de Pizarra, quien

se presentó ya en Lima con el título de

Gobernador. Mas

d

Virrey, que había sido

embarcado rumbo a España, noramala re–

gresó de Panamá y se situó en Quito, re–

suelto a acabar con los rebeldes. Pizarra le

salió al encuentro y el choque de los dos

adversarios se produjo ·en Añaquito, don–

de el Virrey fué derrotado y muerto (Enri–

que Finot).

Mientras estos hechos sucedían al Nor–

te, en el Collasuyo Diego Centeno abrazó

el partido del Virr·ey Núñez de Vela, más.

por defender sus minas de Potosí, cierta–

mente, que por lealtad a la Corona y luchó

contra el capitán Alonso de Toro y contra

Francisco de Carvajal -el Demonio de los

Andes- que le d·eclaró guerra sin cuartel.

Esta resistencia de Centeno tuvo su pa–

réntesis, porque reconociendo la inutilidad

de sus esfuerzos se decidió por dispersar a

sus tropas y esconders-e en una cueva de

las proximidades de Arequipa.

68

La Corte Española, reconociendo que

Núñez de Vela había obrado con falta de

sagacidad al tratar de imponer a sangre y

fuego las ordenanzas, contrariamente al

procedimiento que en México empleó don

Antonio de Mendoza que, muy suavemen–

te, intentó su reconocimiento y aplicación,

y sin conocer el desastre de Añaquito, vió

por conveniente enviar como comisionado

con plenos poder·es y con el título de Presi–

dente de la Audiencia, provisto de plenas.

facultades, al sacerdote don Pedro de La