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migo de sus posiCIOnes avanzadas, sigmo

avanzando y, a 300 metros de sus trinche–

ras, construyó el "Ayacucho" las suyas.

Valdez fué herido durant·e uno de los diarios

combates. Se negó a ser evacuado y murió

a la cabeza de su regimiento, cuando éste

tenía aún en jaque al adversario. Con su

muerte, conquistó la estr·ella de teniente co–

ronel. Era hombre de ilustre prosapia inte–

lectual, por su padre: el gran escritor Julio

César Valdez; y por su madre, descendiente

de un héroe d·e lngavi: el coronel Pizarroso.

VALLE, EVARISTO

(1810- 1874)

D escolló especialmente. como orador par–

lamentario, y fué considerado un líder du–

rante los diversos períodos congresales. En

otro capítulo de estas monografías, se habla

más

exte~samente

de ello. Pero s'u persona–

lidad halló, además, otras esferas de ac–

ción para brillar con igual intensidad: en

la judicatura, en la instrucción pública, etc.,

llegando a ocupar los cargos de Fiscal Ge–

neral, cancelario de la Universidad, Minis–

tro de Estado, etc. El claustro universitario

d·e Chuquisaca le confirió el título de Doc–

tor en Derecho, caso único en los anales

de .esa ilustre institución. Nació en Viacha

el 26 de octubre de 1810.

VELASCO, ADRIÁN

(-1934)

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tro que duerme en los ásperos tuscales

del Chaco. Era saoerdote. Muy querido por

sus feligreses y de muchos amigos en La

Paz. Su cultura y su carácter eran prendas

que hacían atrayente su personalidad. Se

incorporó como capellán en el regimiento

"Castrillo". Y cumplía su misión, en los

campos de combate, en forma que le captó

la admiración de soldados y oficiales. Pa–

saba sus días

recorri~gdo

las trincheras pa–

ra alentar a los hombres con los altos dones

del espíritu. En los instantes más trágicos

estaba él, siempre animoso, atendiendo al

herido y al moribundo, y dando renovados

alientos al combatiente. Fué inmolado en

Algodonal. Una patrulla paraguaya arras–

tró su cuerpo moribundo hacia el campo

enemigo. Y Velasco, antes de expirar, dí–

jales: "Les perdono; pero muero por las

almas y por mi patria".

VERGARA, ARTURO

U

na gran figura del ejército. Honró con

su talento a su grupo profesional. Y lo hon–

ró, después, con su heroísmo. Había per–

feccionado sus estudios ·en la Escuela Poli–

técnica Militar de Río de

J

aneiro y al re–

tornar a Bolivia fué incorporado en el

E.

M. G. En 1933, lo destinaron al sector Ali–

huatá. Pasó a comandar un batallón del re–

gimiento 41; más tarde, del 34, cuando co–

menzaron las operaciones del sector Ran–

cho Ocho. Allí, en los campos de Bullo,

rindió la vida frente al enemigo.

VILLAMIL DE RADA, EMETERIO

(1804- 1872)

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poligloto más grande que haya habido

en la América. Poseyó alrededor de cua–

renta entre lenguas vivas y muertas. Pero

lo extraordinario de este hombre no estuvo

únicamente en su asombrosa erudición fi–

lológica, sino en toda su personalidad. La

riqueza intelectual, lo situó en las vecinda–

des del genio y lo llevó hacia las perturba–

ciones consiguientes: El inmenso caudal de

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