MONTES Y MONTES, HUGO
(1895 . 1938)
e
omenzaba a despuntar en la vida polí–
tica y profesional. La municipalidad de La
Paz y el Congreso ya vieron pruebas de lo
que habría llegado a ser este joven abogado.
P·ero la desgracia nos lo arrebató demasia–
do pronto. Hasta allí, sin embargo, y du–
rante su primera juventud, había realizado
ya una labor que es difícil no recordar.
Fué él quien organizó la primera brigada
de
boy scouts
en Bolivia. Pero aquello era
scoutismo
de verdad. Es d·ecir, una institu–
ción esencialmente educativa y no hecha
sólo para las exhibiciones. La inolvidable
brigada "Maximiliano Paredes", que reco–
rrió casi todo el territorio de la República,
ha señalado una época que no ha podido
repetirse aún. Su comandante, el doctor
Rugo Montes, murió trágicamente en el ca–
mino a los Yungas.
MORALES, JOSÉ AGUSTíN
(1868. 1938)
H ijo del expresidente de Bolivia general
Agustín Morales. Fué investigador concien–
zudo del pasado de Bolivia, con marcada
inclinación a las biografías breves y los
anecdotarios, género· dentro del cual nos ha
dejado obras utilísimas. Parecía inquietar–
se porque las glorias bolivianas fueran di-
vulgadas en el pueblo y se las hacía llegar
en forma de calendarios cívicos. Sus acti–
vidades espirituales se inclinaron también
hacia la poesía, mostrándose particular-
mente vibrante en sus poemas patrióticos,
y el periodismo, en cuyas filas actuó du–
rante largos años. La política le atrajo al–
gunas veces, llevándol·e al Municipio y al
Parlamento. Sus obras más importantes son:
Los primeros cien años de Bo·livia,
de la
cual sensiblemente, quedó inédito el tercer
tomo,
Legislación municipal de
la
Repúbli–
ca
de
Bolivia, Figuras contemporáneas, Bra–
sas y témpanos
(poesías) ,
Monografías de
las provincias lngavi y Nor y Sud Yungas,
El oro verde de los Yungas, El Setenta y
nueve
(drama en verso) .
MU~OZ
REYES, VíCTOR
(1879. 1937)
S
u amplísima cultura y su intenso dina–
mismo, le permitieron desdoblar sus acti–
vidades en muchos sentidos. La política
atrájole muchas veces, llevándole a especta–
bles situaciones; pero él era más bien un
hombre de estudio y buscaba el silencio de
su gabinete. Gran parte de su saber, púsolo
al servicio de la ens·eñanza: en el Colegio
Militar, en la Escuela Superior de Guerra,
en la Universidad; como presidente del
Consejo Nacional de Educación y Ministro
del ramo. Su erudición en materia d·e ijis–
toria y Geografía y la pureza de su estilo,
le han llevado a vincularse con las más sa–
bias instituciones científicas del mundo. El
periodista tuvo también su parte en su pro–
teica personalidad.
El Tiempo,
gran diario
d·e la generación pasada, fué dirigido du–
rante muchos años por Muñoz Reyes. Fué
388