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espirituales de la religión, pues fué un ca–

tóliéo fervoroso. Le cupó intervenir, como

representante por La Paz, en la célebre con–

yención de 1880, siendo, además, diputado

durante varios períodos. En sus produccio–

nes literarias, se advierte un estilo sencillo

y algo ingenuo, pero una gran corrección

gramatical. Escribió numerosas obras, casi

todas ellas inspiradas en asuntos religiosos,

bien que también las cuestiones políticas

y las docentes diéronle temas para algunas.

Pero lo que de él recuerda la generación

pasada son sus cuentos, escritos especial–

mente para la juventud, en cuya alma de–

jaron estelas de cándidas y profundas emo–

ciones. Dentro del ramo educacional, el

señor Machicado, ejerció funciones impor–

tantes, como las de rector del colegio

"Ayacucho" y conciliar de la universidad

de La Paz. Nació en Sorata.

MANCHEGO , TOMAS

(1901-1932)

U

no de los héroes de ·Boquerón, el re–

ducto cuyo nombre habrá de convertir el

tiempo en ley·enda. Manchego estuvo ya en

Vanguardia:

el forHn sorpresivamente asal–

tado e incendiado, en 1928, por los para–

guayos, hazaña que coronaron con otros

actos que no se pueden narrar. Seis meses

de cautiverio soportó mucho ant::!s de la

guerra. "Prisionero de guerra, en tiempo de

paz", dijo él mismo. Declaradas las hosti–

lidades, en 1932, durante los primeros me–

ses Manchego intervino en la captura del

fortín ·enemigo Rojas Silva. Aquí oyó el ca–

ñoneo de Boquerón, que fué para él como

la voz del destino. Espoleado por la inquie–

tud, pidió ir allá con sus compañeros, pese

a la orden que recibiera de quedarse en

Rojas Silva. Fué. Y combatió durante 17

días, sin descanso, a la cabeza de una com–

pañía que se hizo famosa por su heroísmo.

De allí no saldría más. El 27 de septiembre

de 1932, cuando, ametralladora en mano,

r·esistía el centésimo asalto paraguayo, una

"c~rcaza"

de granada le

perf~ró

la frente.

Manchego duerme allá, en medio del monte

ensangrentado.

MANCHEGO, FRANCISCO

(1897- 1934)

Ütra de las figuras gallardas del

Chaco~

Su último

gra.do

militar, el de coronel, se

lo conquistó con la muerte. Actuó en la

guerra desde el primer momento hasta el

instante de darle a Bolivia el tributo de

su vida. Antes de la guerra, fué un gran

explorador y constructor de sendas y ca–

minos, particularmente ·en el Oriente. En

el curso de la campaña, tomó parte en cer–

ca de quince combates, sin siquiera ser he–

rido. La postrera vez, fué precipitado por su

temeridad. Aun cuando ejercía ya las fun–

ciones de jefe de Estado Mayor de una di–

visión, se entreveró con los soldados como

"simple granadero", encabezólos al asaltar

las posiciones enemigas. Y allí encontró

el

final de sus hazañas ...

MANZANEDA, SIMONA JOSEFA

(-1816)

P ersonificó el heroísmo femenino de la

clase popular paceña. Sus sacrificios y su

martirio llegaron al límite de lo inaudito.

Fué la compañera y confidente de doña

Vicenta Juaristi Eguino. Esposa de un arte–

sano; obrera ella misma, pues su oficio era

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