1a Biblioteca pro-Cultura .Cívica, prescrip–
ciones sobre anuncios luminosos y un plan
de educación urbana, popular, que con ad–
mirable celo realizó esta administración.
Los alcaldes desde 1943.
En octubre
de
1941
asumió la Alcaldía el señor Luis
Nardín Rivas, animado de gran entusias–
mo y pronto se distinguió por su dinamismo
y
clara comprensión de los deheres urgen–
tes y las necesidades inaplazables. Continuó
empeñosamente las obras del edificio para
la Biblioteca, la capilla del Cementerio; s·e
hizo la apertura de la vía que une Sopoca–
chi con Miraflores e impulsó los proyectos
para las represas de Hampaturi y otros.
En diciembre de
1943
se hizo cargo de
la Alcaldía el señor Juan Luis Gutiérrez
Granier, en cuya administración se ejecu–
taron obras de aliento: se concluyó el tra–
bajo de la Biblioteca Municipal, la capilla
del Cementerio, la represa N
9
2 de Hampa–
turi, se hizo la pavimentación de la aveni–
da
16
de Julio, se construyó el canal de
aducción a los filtros de Caiconi, el de
Achachicala a Villa Victoria y otras secun–
darias de rutina administrativa.
El
21
de julio de
1946,
operado el cam–
bio de gobierno con la revolución popular,
fué nombrado Alcalde el señor Juan Ca–
brera García, cuyas medidas más salientes
han sido el estudio de los contratos y obras
·ejecutadas por su antecesor, mediante una
Comisión Revisora que ha concluído sus la–
bores, la colocación de un empréstito para
pagar obligaciones y créditos de gestiones
anteriores que habían creado un desequili–
brio en la economía municipal.
El señor Humberto Frías juró
-el
cargo
de alcalde el
21
de marzo de
1947,
inician–
do la atención ·de los servicios municipales
atingido por los apremios del tesoro. Du–
rante su breve administración, además de
los trabajos y asuntos d·e rutina, se tuvo que
amortizar en gran parte el empréstito de
emergencia y atender también obras de ur–
gencia que la ciudad reclama en su ince–
sante desarrollo.
Recientemente, constitucionalizado el ré-
gimen municipal con las elecciones de con–
cejales, éstos han elegido al Sr. Luis Nardín
Rivas alcalde de la ciudad, quien toma por
segunda vez la administración de la comuna
paceña, en un año verdaderamente excep–
cional, cual es el IV Centenario de la fun–
dación española de esta ciudad, y de este
modo las comunas ejercen ahora la pleni–
tud de su autonomía, siendo de prever que
desenvolverán una labor eficiente.
Tal es el cuadro de los servicios existen–
tes en la ciudad, en los aspectos principa–
les~
y por él se v·e que la organización ha
seguido las líneas de otros centros urbanos
y brinda a los habitantes las comodidades
inherentes a una comunidad de hábitos ci–
vilizados que afirma su voluntad de progre–
so sin renunciar a la tradición que da real–
ce a la vida ciudadana, en el concepto de la
urbe que rige los destinos propios y de la
nación. Es algo inconfundible en el espíri–
tu del pueblo paceño el afán por crear un
hogar urbano digno de las generaciones
qu·e han puesto el sello de su personalidad
en esta obra. El pueblo de La Paz ha juga–
do su carta histórica en las horas solemnes
de la vida nacional, no sólo sacrificándose
en las · barricadas sino creando una vigo–
rosa estirpe que le hace responsable, como
cabeza d·e la república, de las inquietudes
y afanes de la opinión boliviana. Por esto,
a fin de capacitarse en una tarea tan grata
a sus sentimientos cívicos a la vez que de
eno'rme responsabilidad, ha organizado los
servicios públicos sin descuidar el aspecto
material ni menospreciar la cultura y el es–
píritu, en suma el rango histórico del pen–
samiento director que heredó de la Colonia
y la Independencia, desde que fué glorioso
teatro de la primera revolución libertadora
del continente.
Es indudable que todavía falta mucho
por realizar en el perfeccionamiento de los
servicios públicos, pero lo que hasta ahora
se ha hecho revela la tenacidad del pueblo,
patentizada en cuatro siglos de existencia,
porque ha ejecutado una obra de conjunto
original, luchando contra los obstáculos que
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