el nivel del mar, con su amplia pista de
patinaje y la graciosa cabaña recostada en
un repliegue de la montaña vestida de blan–
co; el trópico de los Yungas, famosos por la
coca y el café, a sólo· 40 kilómetros de las
niev·es eternas; Copacabana, el santuario
que es también balneario muy concurrido
en el verano, ofrece la fascinación de la
virgen del Lago; el estrecho de Tiquina,
con la vieja leyenda de que un día. que se
pierde en la noche de los siglos, por allí
escapó la frágil embarcacii>n en que fugaron
Manco Capac y Mama Ojllo, del cataclismo
que dividió el mar interior en los dos lagos
que ahora exist·en: Titicaca y Poopó; sabios
y discretos fundadores de la dinastía incá–
sica en el Cuzco, mensajeros de la lejanísi–
ma metrópoli de Tihuanacu. Luego, las
ruinas de este lugar famoso no sólo para
los hombres de ci-encia sino para quienes
quieren adentrarse en el pasado americano,
buscando las huellas del hombre primitivo.
La
hoya donde surge el panorama de la
ciudad a la visión del viajero por ferro–
carriÍ o automóvil, como encerrada en una
cadena de policromas montañas que coro·
na· la milenaria estructura del Illimani,
cobra contornos de fantasía desde el avión.
Todo esto y mucho mas brinda la ciudad de
La Paz, en una vertiginosa sucesión, al via–
jero asombrado y pocos países pueden ofre–
cer tan sugestivos contrastes de paisaje y la
exótica belleza de comarcas repletas de
tradiciones y abolengo pre-hispánico. Es
por esto que los escritores, y pintores prin–
cipalmente, han trazado
ma~íficas
páginas
y
motivos en elogio de esta tierra maravi–
llosa creada para regalo d·e turistas de fino
temperamento.
Las autoridades se han preocupado de
aprovechar estas magníficas condiciones a
fin de promover las corrientes del turismo
y dotar a las poblaciones lo que para tan
grata tar-ea se ·necesita.
Hoteles
y
caminos.
Por acción de la
Prefectura del departamento de La Paz se
ha construído hoteles en Copacabana, Ti–
quina, Sorata, Chulumani y Coroico, que
forman una cadena con administración
uniforme. El refugio de Tihuanacu y la Ca–
baña de Chacaltaya forman parte de este
sistema turístico y falta construir hoteles en
Viscachani, estación de aguas termales de
gran fama, a
lOO
kilómetros de la ciudad,
ampliar el establecimiento de Urmiri, otra
estación termal de aguas y manantiales cu–
rativos, y
e~
las comarcas de Río Abajo,
donde hay pintorescos sitios con abundante
follaje y a 1.200 metros sobre el nivel del
mar, es decir a menor altura que Cochabam–
ba y Sucre.
En la ciudad, regiones de Calacoto y La
Florida, donde el clima es primaveral du–
rante todo el año, se construirá un Gran
Hotel. No obstante, se tiene el propósito de
construir el hotel central por acción muni–
cipal, con capacidad para concentrar el mo–
vimiento de los restantes, en la cadena tu–
rística. A la vez se ha de completar la red
de caminos, pavimentando el panamericano
que va a Copacabana por las orillas del la–
go, para conectar con la red peruana en
Yunguyo.
En los pintorescos caminos que parten
de la ciudad y conducen a las nieves eter–
nas, Chacaltaya o Illimani, a Yungas, don–
de el Puente d·e la Villa con el río Tamam–
paya es sencillamente soberbio, a Sorata,
hermoso paisaje de tipo suizo, a Río Abajo
por Palea o Mecapalca, el viajero o turista
encontrará atracciones inolvidables.
Es indudable qu-e la propaganda, princi–
palmente en los hoteles del exterior, atraerá
fuertes corrientes de turismo a la ciudad y
los alrededores pintorescos. El "Sucr·e Pa–
lace Hotel", en la principal avenida de la
ciudad, brinda cómodos apartamentos, el
Hotel Nacional reúne
~ondiciones
envidia–
bles y se levanta -en una zona pintoresca,
Obrajes, el Hotel Italia, próximo a la esta·
ción central de ferrocarriles brinda como–
didad a los viajeros y el Hotel Yugóeslavo,
en el riñón urbano, surgirá en el rascacido
de la avenida Camacho, provisto de moder–
nas comodidades; para citar solamente los
principales hoteles. Están avanzados los
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