versidad, para la cual es menester calcular
fondos que sirvan al caso; la creación cle
un Tribunal de Minería que dé un giro rá–
pido a este importante trabajo del Depar–
tamento y la Instalación de una Corte Su–
perior de Justicia, que realmente es un bien
a estas provincias. - Para llevar a cabo
Casa de Landaveri en la que se alojó Bolívar en su
permanencia en La Paz.
estos pensamientos, necesito que Vueseño–
ría Muy Ilustre acopie todos los materiales
para presentarlos al Libertador y que en la
corta mansión que haga Su Excelencia en
La Paz deje despachados los asuntos del
Departamento. - Es mi más vehemente
anhelo que la Ciudad de La Paz, el pueblo
Primogénito de la Libertad Americana,
,iguale por lo menos en sus establecimien-
tos científicos a Chuquisaca, al pueblo pri–
mogénito de la revolución. - Yo esp·ero
que Vueseñoría Muy Ilustre me prestará su
ayuda para realizar estos sentimientos que
me inspira mi amor sincero a unos Patrio–
tas generosos que con tanto heroísmo han
combatido por la prosperidad de su País, y
cuyos frutos deben recoger en este mo–
mento. - Aceptad Vueseñoría Muy Ilus–
tre mi distinguida consideración y dignaos
transmitir a sus habitantes mi singular apre–
cio a sus virtudes eminentemente patrióti–
cas. - Dios guarde a Vueseñoría Muy
Ilustre.- (Fdo.):
Antonio ]osé de Sucre".
La precedente comunicación
f~é
conoci–
da y comentada por el Cabildo. Antes de su
clausura, era todavía expresión monitora
de la ciudad, que actuó impulsando los he-
chos o frenándolos, aunque, a esa hora, sin
grandes iniciativas. Preparaba, mientras
en Chuquisaca reuníase la Asamblea, la ce–
remonia de recepción al Libertador; for–
mulaba el programa, lo corregía,
votab~.
dineros y empleaba en esta tarea algunas
sesiones. Bolívar, a juicio de los regidores,
debía ser alojado en forma brillante. Dis–
puso para ese fin la Casa Pretorial, alha–
jada con suntuosidad. Mientras se realiza–
ban estos preparativos, se produjo un acon–
tecimiento que no sorprendió: la declara–
ción de la independencia de las cuatro pro–
vincias. Las calles se ornaron de júbilo; la
g·ente se volcó a la plaza porque termina–
ba, con ese acto, la tensión dramática cle
los últimos años. No era sino un homenaje
cumplido a la memoria de los hombres de
la gesta de julio y a la magistral delinea–
ción de la proclama que le siguió. "Hasta
aquí hemos vivido en una especie de des–
tierro en el seno mismo de nuestra patria".
Interior de la casa en que se alojó Bolívar.
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