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La

hija

S. MARCOS 5

de Jairo

20 Y

se fué, y comenzó á publicar

36 Mas luego Jesús, oyendo esta

en •I>ecápolis cuán grandes cosas •

Mt. 4. 25.

razgn que se decía, dijo al príncipe

Jesús había hecho con él: y todos

Le.

5

·

39

·

de la sinagoga: No temas, cree

se maravillaban.

solamente.

37 Y

no permitió que alguno vi-

21 Y

pasando otra vez

6

Jesús en

bMt. 9.L

niese tras él sino •Pedr o, y Jaco–

un barco á la otra parte, se juntó

.'l.í,~i~?i.

bo, y Juan hermano de Jacobo.

á él gran compañía; y estaba junto

38 Y

vino á casa del principe de la

á la mar.

sinagoga, y vió el alboroto, los que

22

"Y

vino uno de los príncipes de

d

H ...

ta

lloraban y gemian mucho.

la sinagoga, llamado Jairo; y luego

M~:

f ·

39 Y

entrando, les dice: ¿Por

que le vió, se postró á sus pies,

¿8-2:.

qué alborotáis y lloráis? :J,:,a mu-

23 Y

le rogaba mucho, diciendo:

4{.:.5fi.

chacha no es muerta, mas duerme.

Mi hija esta á la muerte: ven y

40 Y

hacían burla de él; mas él,

pondrás las manos sobre ella para

echados fuera todos, toma al padre

que sea salva, y vivirá.

y á la madre de la muchacha, y á

24 Y

fué con él,

y

le seguía gran

e ver. 37.

•los que estaban con él, y entra

compañía,

y

le apretaban.

Le.

8

·

5

t.

donde la muchacha estaba.

25 Y

una mujer tque estaba con

/Lv. 15.25.

41 Y

tomando la mano de la

:flujo de sangre doce años hacía,

oº"·

1.

34.

muchacha, le dice:

0

Talitha cumi;

26 Y

había sufrido mucho de

que es, si lo interpretares: Mu-

muchos médicos,

y

había gastado

chacha, á ti digo, levántate.

todo lo que tenia,

y

nada había

42 Y

luego la muchacha se le-

aprovechado, antes le iba peor,

vantó, y andaba; porque tenia doce

27

Como óyó

hablar

de Jesús,

años.

Y

se espantaron de grande

llegó por detrás entre la compañía,

espanto.

y tocó su vestido.

h

º"·

1.

36

43

Mas

él

hles mandó mucho que

28

Porque decía: Si tocare tan

~

i:

~~

nadie lo supiese, y dijo que le

solamente su vestido, seré salva.

diesen de comer.

29 Y

luego la fuente de su sangre

se secó;

y

sintió en el cuerpo que

estaba sana de aquel az ote.

i M1.1a.

30 Y luego J esús, conociendo en

54

-ss.

sí mismo ;la virtud que había sa-

i

Le. 6. 19

lido de él, volviéndose- á la eom- "

8

·

46

·

pañía, dijo: ¿Quién ha tocado mis

vestidos?

31 Y le dijeron sus discípulos:

Ves que la multitud te aprieta, y

dices: ¿Quién me ha tocado?

32

Y él miraba alrededor para

ver á la que había hecho esto.

33 Entonces la mujer, temiendo y

temblando, sabiendo lo que en sí

había sido hecho, vino

y

se postró

delante de él,

y

le dijo toda la

verdad.

34

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha

hecho salva: ve en paz,

y

queda

sana de tu azbte.

35 Hablando aún él, vinieron de

casa del principe de la sinagoga,

k

º"·

9. 23.

diciendo: Tu hija es muerta;

¿para qué fatigas más al Maes-

tro?

46

GAPÍTULO 6

Y

SALIÓ de allí, iy vino á su

tie1'I'a, y le siguieron sus dis–

cípulos.

2 Y llegado el sábado, comenzó á

enseñar e:Q. la sinagoga; y muchos

oyéndole, estaban atónitos, dicien–

do: ¿De dónde tiene éste estas

cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta

que le es dada, y tales maravillas

que por sus manos son hechas?

3 ¿No es éste el carpintero, hijo

de Maria, hermano de Jacobo,

y

de José, y de Judas, y de Simón?

¿No están también aquí con noso–

tros, sus hermanas? Y se escan–

dalizaban en él.

4 Mas Jesús les decía: No hay

profeta deshonrado sino en su

tierra, y entre sus parientes, y en

su casa.

5 Y kno pudo hacer allí alguna

maravilla; solamente sanó unos

pocos enfermos, poniendo sobre

ellos las manos.