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ba en silencio el movimiento a–
locad" i apabullante.
Sólo el
color tan
fresco
i
rotundo que el Sol incendiaba a
esa hora,
esparcido
por loma–
das i cerros, delataba la vida.
Mucha gente cansada ya de
sentarse, contemplaba
de pie eT
fina<! de la fiesta del día.
Juguetón
vientecillo
co-
menzaba a jugar con las túnicas
i
con los tejidos de los miHares
de tiendas.
En ese momento, Kispi lla–
mó la atención a los suyos, con
intensida d . hacia
'}¡¡¡.
plaza.
- ; Qué van hacer? . . .. .
En efecto;
el
Sol
iba a
terminar su carrera,
cuando al
r ón de t.odos los istrumentos, se
inició la procesión de la imagen
del Sol, en el mismo orden que
había salido del templo .....
Colocados
la
imagen
de
Púnchai, Jos cuerpos de los Em–
peradores i los doseles de todas
las Huacas
en su respectivo lu–
gar, la multitud se volvió hasta
Aukaypata acompañando al Mo–
narca i a su Corte esplendente.
Después se hizo
el desbande, i
los palacios fueron
tragando a
los nobles, i a toda su comitiva.
Pronto Aukaypata
i Kusi–
pata, entraron en el silencio mos–
truoso del día.
El pueblo i los mitmaes, co–
menzaron también
el desbande
enmedio de
una algarabía que
conmov10 las montañas.
Así terminó
el primer día
del Raimi, lleno
de zozobras
de alegría.