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Coronando
el tocado,
v1s~
tosas plumas del Huakamayu,
i
sobre la frente, !a maskaipacha
amarilla, semejante a la que lle–
vaba el heredero imperial.
Sobre su pecho llevaba nu–
merosoe collares;
i de
úno de
el•los pendía
la imagen del Sol
burilado en el oro más puro .
Rodeaban los brazos áureo::;
brazaletes,
i en ellos
i
las u!!.l.l–
tas, se
engastaban las
perlas,
las, amatistas,
las
esmera1das
i
los topacios.
Llevaba en la mano izquier–
da
el
T
úpac
Y
auri, su insignia
o cetro sagrado,
en el cual ibi:>.
apoyado.
Cerraban
la comitiva
los
numerm:os doseles de todos los
dioses conquistados ; con sus to–
nos
i metales i adorno& pecu–
liares, en riquísimas i decoradas
o sobrias andas, llevadas por sus
propios uí.llacs; i por último, di–
rijiéndose 1a Kusipata, los kura–
kas i demás nobles que habían–
se
congregado
en la Plaza del
Sol.
Entretanto
por Úno
i
Ótro
lado
de la inmensa
comitiVa,
así como delante
de las andas
del lnka, del Sol i Uíllac Urna,
desfilaron las diversas bandadas
ele bailadores,
disfra~ados
con
caras
de pumas, con
alaso de
kúntur, con largos picos de pá–
jaros marinos, danzando al són
de músicas
apropiadas que
tle–
naban los ámbitos con su
~xtra
ña emoción ..... ,
Llegados a Aukaypata, co–
locaron la imagen del Sol jun,to
a la pila sagrada;··
al otro lado,
junto
al usnu de Uíllac Uma,
los cuerpos de los
Emperadores ~
i frente al palacio de Sa}!>an lnka '
colocaron los doseles
de todos
loe dioses, en· doble hilera.
Sapan lnka
subió las gra–
das del
usnu, i el Uíllac Urna
ordenó el sacrificio
de quinien·
tos llamac cebados cuyas entra–
ñas fuei on quemadas por uíllacs
i
tarpuntaes,
en holocausto a
1
1
Sol, i cuya carne Ee destinaba al
banquete con que el lnka iba a
regalar a su pueblo.
Con la sangre del sacrificio
salpicó el Uíllac Urna a1 Monar–
ca i a toda su Corte, i los uíllac–
cuna,
a todos
1
los nobles
en
general.
Seguidamente, sacerdote es–
pecial puso
un espejo cóncavo
frente al Sol, i recojiendo sus ra-
1
yos, los dirijió a un algodón, ob–
teniendo
el fuego
sagrado que
entregó a un emisario, el cual ro–
deado de cuatro uíllacs i segui–
do de dos guerreros,
lo llevó
ha~.ta
lnti Huasi, donde los uí–
liacs lo cuidarían
para que no
se apagara durante el año, bajo
pena de muerte.
Desde ese istante ya se
pu~
do encender fuego en los hoga·
re~
de toda la tierrp..
Asimismo los uí'·:o.ccuna de
las otras
divinidades
ofrenda–
ron sacrificios
de cuyes i otros
animales menores a
todos s"s
dioses.
Uíllac Urna hizo
la pos–
trer reverencia a
la imagen del
Sol: había terminado
el cere–
monial.
Sapan lnka
l~vantó
enton–
ces la diestra
en señal
de que
podían comenzar los festejos.
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