¡,
Tiempo
hacía que
el
Im–
perio vivía en plena paz,
i
qu e
Sapan lnka Huaina Kápac sólo
se
credicaba a
embellecerlo e
ilustrarlo; pero no
por eso se
descuidaba la educación guerre–
ra, tan
sugestiva
i tan amada
por los vástagos del Sol
1 ahora era más intensa la
preparación
de
los
augustos
príncipes, porque era el último
año
de su vasto
aprendizaje,
que culminaba con las solemnes
pruebas
del Huaraku,
que les
consagrarÍa'1
Aukis.
es
decir
príncipes de la nobleza, capaci–
;·a::los ya pa-ra velar por las glo–
rias de T ahuantin suyu.
El Sol iba languideciendo
i
cubriendo de or
0
los templos i
pala'cios.
Kosko entero parecía
tallado
en oro, al entrar
en la
augusta agonía de la . Tarde!
Los yáchakcuna,
(estudian–
tes),
comenzaron a
bajar en
columnas culebreantes.
La multitud
entusiasmada
fue afluyendo
hacia el camino
de Chinchasuyu, por donde iban
a ingresar
a la ·ciudad, a con–
templar las huestes de la sagra–
da Yáchai Huasi.
Cuando
los mancebos en·
traron
en
aquel camino,
un
grupo de bellísimas ñustas i de
nmas
n~bles,
'cubiertas la cabe–
za de las más bellas
'¡
olorósas
flores,
comenzaron
a entonar
canciones guerreras que enarde–
cieron el ánimo
qe los mance–
bos;
Vamos, bravos guerreros,
terciando el chuki siniestro ;
a conquistar nuevas tierras
para la gloria del lnka.
Alcemos nuestras makanas,
cual puma brav
0
i feroz,
i nuestro Imperio extendamos
hasta donde
a~umbra
el Sol.
Luego
auredlaron las sie–
nes de todos ellos con las más
fragantes flores
i con las hojas
de la uiñay huaina, de verdura
inmarcesible.
AslÍ discurrieron
los prín–
cipes en dirección a Yáchai Hua–
si, entre canciones
i gritos de
triunfo de la multitud, mientras
.)as más bdlas mozas les cubrían
de flore s a su paso.
Por el contorno de Kosko,
el bajo pueblo comenzó a llegar
a
sus.
amables
chuklla.s,
'des–
pués del trabajo cuotidiano, pro–
duciendo un rumor semejante al
de los moscones de abril, i ale–
grando el paisaje con Los mil co–
lores
d e sus trajee
i tocados;
con los mil co'lores de las flores
que lal mujeres se prendían dia·