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con riqutstmo llautu
verde, hal–
laron ante el Monarca una danza
propia de aquel las
tierras, que
gur.1tó al Inka i a todos los corte–
Anos.
Huaina Kápac quedó más
prendado de la hermosura de las
princesas, i las hizo sentar a sus
pies, junto al usntt, en el cual iba
ya adormeciéndose
La
Reina se le acercó, i des–
pués de reverenciarle, murmuró
con pasión ardiente de enamora–
da:
-Sapan lnka, Señor de '1 a–
huantinsuyu: tómalas: te pertene-
ceo.
El lnka la miró
con cierta
ternura que
fugazmente iluminó
la serena majestad de
su sem-
blante de dios .... .. , .
La Reina
hizo
una seña.
Entraron enseguida ocho prince–
sas, escojidas entre las más be–
llas
de todo su Reino, portando
presentes maravillosos.
Vajilla de oro, con incrusta–
ciones de esmeraldas i perlas ; un
ánfora en cuyo vuelo se veía al
dios kitu; vasos enormes, recar–
gados de dibujos
ornamentales;
una túnica i un manto hechos de
pieles de murciélagos, recamados
i flecados con oro, cuya confec–
ción maravilló al lnka i ms no–
bles, pues parecían no tener una
sola costura:
i
por sobre todo,
dos grandes collares de esmeral–
das finísimafl, en las que los ar–
tistas
habían
puesto
toda su
maestría.
Uno de los
collares rema–
taba en la imagen del Sol, bu–
rilado en oro por l'jauka, el más
grande artífice siri ; i el ótro re-
mataba
en una
grande, corno un
lí.
esmeralda tan
huevo de. cucu·
-Sapan lnka,- dijo la Rei–
na:- tuyo es este
h~milde
presen–
te.
El lnka sonrió.
-Presente de Reina,- d ijo;
i
le colocó la mano en el hombro,
en señal
de favor, mientras lo
Reina permanecía.
inclinada ctn
actitud de rever.encia amorosa.
Los nobles contemplaron la
escena con alegría,
i"
prorrumpie–
ron en
exclamaciones
de entu•
siasmo, de veneración
i resp'eto
al Monarca.
Continuó el baile.
La fiesta
se tornó bullicio–
sa; todos reían i animaban la di-
versión ... .. .
La Reina que acababa de a–
gaSajar a todos
cumplidamente,
brindando con ello!l su riquísima
sora, volvió acercarse al Monar–
ca,
i
murmuró con voz armonio-
sa:
-Apu: he ahí A tau Hualpa;
tu hijo.
Es
hermoso
i valiente,
como digno hijo tuyo, como que ·
es Hijo del Sol.
Huaina Kápac le contempló.
con cariño
i con tanta ternura,
que la Reina se atrevió a conti–
nuar:
-Sin tu orden
nada puede
moverse en el mundo, i sinem–
bargo tu corazón es tan grande
i tan bueno, como tu Padre, que
da vida a los luceros i a las hor–
migas i alumbra a
los buenos
a lGs malvados . . . . . . . .
Luego añadió más osada:
-Sapan lnka :
"OÍ
feliz a
tu
lado ; pero una am \'¡'gura entur-