Table of Contents Table of Contents
Previous Page  106 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 106 / 228 Next Page
Page Background

-88-

bajar aún; los Íma huaina, jóve–

ne~

llenos de virilidad, que eran

el alma del trabajo en cada ai–

llu; los coca palla,

mozos asi–

mismo de trabajo; los tanta ra–

kízic, (los que reciben pan), los

macta púric i saya huámrac, que

ya podían caminar; i en las. es–

paldas de sus madres,

los mo–

soc capanc,

niños de

pechos,

muchos de los cuales balbucían

ya, como unas chaiñas o jilgueros

en las ramas

florecidas de los

molles.

Los púñuc

ru~u

iban sola–

rnente

a solazarse con

la vista

del trabajo

que otros

tiempos

habían presidido.

El trabajo se realizaba den–

tro de la mayor fraternidad. Se

comenzaba de!:de el término in–

ferior de cada marka, i se con–

tinuaba, en orden,

hasta la últi–

ma parcela.

La alegría iba creciendo.

A medida que

la luz iba

en aumento, las gentes iban lle–

nando los

caminos,

hasta que

al término, el pueblo entero se

había vaciado en la comarca.

Kurakas de decena, de cen–

tena

i de millar,

di;ponían el

trabajo cuyo comienzo iba a so–

lemnizar Huáskar lnka, heredero

del cetro, con su fastuosa comi–

tiva de nobles,

akllas, ñustas

1

sus innúmeras mujeres.

Vestían

alegres ,trajes de

los más

vistosos

colores, que

realzaban la alegría de la fies•

ta; porque la cosecha, así como

l;r siembra, era una fiesta en el

r

tmpeno.

El júbilo :3-1 pueblo se des•

bordaba en

J

P

vivacidad de sus

conversaciones;

en sus

cantos

amorosos; en sus gritos de ale–

gría, i en el rotundo i fresco co–

lor de sus vestidos, que con su

diversidad daba Ja impresión de

un fantástico

florecer de la co–

ma.rca.

Cuando apareció Huáskar

en sus áureas andas, un murmu–

llo de adoración se extendió por

todo el campo.

Venía

ricamente

vestido,

con todos los atributos

i

la ma·

jestad

del mismo

Emperador,

del cual se distinguía solamente,

porque la maskaipacha que ce·

ñía su frente era amarilla, i las

dos hermosas plumas que ador·

naban su llautu no eran del ko–

rekenke.

Huáskar gobernaba en Kos·

ko asistido por un Consejo de

ancianos

i valientes Capitanes,

por ausencia

de Sapan

lnka;

quien le habla dejado a propó·

sito para que fuera aprendiendo

las artes del gobierno, mientras

le veía i asesoraba desde lejos.

Vivía con toda :la prestan·

cta i el boato del futuro dueño

de T ahuantinsuyu.

Por eso cuando

sus andas

s:e fueron acercando a la multi·

tud, se cerraron las cortinas dei

riquísimo

dosel,

para

que

el

pueblo no

viera el

rostro del

divinp Hijo del Sol, i así no a·

menguara en nada su adoración,

basada en

el

misticismo

i

la Ie·

yenda, que da extraño colorido

a lo desconocido i fabuloso.

Para comenzar

la cosecha,

todos dirijieron

los

brazos al

Sol, adorándole

suplicándole

fuese benévolo

con

su pueblo,