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~¡
Kori Okl1o l. . . .
1
Kéhuar
Kusi 1. . . . Mama Killa ha muer-
to. . . . . ¡Vámonos! ..... .
Todos le miraron asombra·
dos.
·j
Vámonos de\aquí!. ....•-
volvió a gritar.- Seguidme al pa·
tio, nobles. Veréis la agonía de
la Luna ...•••
Todos se echaron
al gran
patio, llenos de perplejidad ... .
Transidos de pavor contero·
piaron los siniestros círculos, en
cuyo centro la Luna estaba pá–
lida como un cadáver.
Como empujados, se arro–
jaron presurosos a la calle .
In–
mediatamente, sin darse cuenta,
se dirijieron
al
palacio del Em–
perador.
Al desembocar
en Aukay–
pata, se encontraron con nume–
rosos grupos
de
lnka.s, ñustas,
akllas, pallas, amautas, sacerdo–
tes, que llevaban
la misma di–
tección.
-Oh lntil,-
decían:-
¡por
qué abandonas a tus hijos?
-Uirakocha 1. . . . .
1
Uirako–
cha 1.... :
tened
misericordia
de
nosotr.os.
Otros clamaban a Pachaká–
mac i
á
sus dioses tutelares.
Así entraron
al
patio del
pal~cio.
.
Sapan lnka se puso de pie,
sin saber por qué.
T odQ.S sus nobles, aktlas, i
ñustas, ocuparon
sus
sitios ro–
deándole.
La música
calló,
i Atau
Hualpa," a quien había obsequia–
do Sapan lnka con una comida
tamiliar, porque se acercaba ya
Slf
viaje, se dirijió
a la puerta,
pero antes de llegar a ella, Pun–
ku Kamáyoc levantó las cortinas
i
dió paso a Uíllac Urna.
-¡Sapan
lnkal:-
dijo des–
pués de saludarle i reverenciar-
le ..... .
-Habla,
noble
hermano.
¿Qué te
trae a
esta hora'?
¿
1
qué ruido recorre la ciudad'?
-¡Sapan lnkal,- volvió a ex–
damar el Uíllac Urna:- presagio
funesto aquí me trae: Mama
Killa parece agonizar ..... .
-Sí;- dijo otra voz, despues
de reverenciar
al
Ínka, con cier–
ta nunca usada precipitación ... -
1
mis ojos quisieran llorar lágri
mas de sangre, porque el presa–
gio es fatal para nosotros.
Era Jiiiáhuac
~ampágic,
el
más
temido
uilka
del lmpe-
no . . ... .
-Habla;- le dijo Huaina Ká-
pac.
1
ante la aterrada Corte, así
fueron sus palabras:
-Saldrás, Apu, i verás tres
círculos
que han
encerrado
11
Mama Killa:
el priméro es de
~angre,
i nos anuncia que cuan–
do tú te hayas·
ido a descansar
en
tu
Padre el
Sol, tus decen–
dientes se harán cruel guerra
i
tratarán de exterminarse; el se–
gundo es negro,
con tonos ver·
des, i anuncia la destrucción de
nuestra Religiórt i nuestra Raza.
i
la enajenación de nuestro lm·
perio;
i
el tercéro
es
de humo,
que indica que todo se esfuma·
rá i nada quedará de nosotros
i
de T ahuantinsuyu todo ... ; aun–
que hai un signo,
una claridad
que queda entre los círculos, que
dice que de las
cenizas renace-