rán tus vástagos, después de ·si·
glos de penosa oscuridad .
1
los
sollozoa
enmudecié–
ronle
la
voz.
-¡l'táhuae. t'tampágícl,- dijo
Sapan lnka, visiblemente altera–
do:- debes haber soñado i quie–
res decir que mi Madre te en–
vía a decirme
lo
que acabas de
decirme.
-Sapan
lnka,•
contestó el
uilka, reverenciándole profunda–
mente:- dígnate salir, i llama a
los más famooos
augures
de
tu
Imperio,
i
convencerte
has por
tus propios
ojos, de esta reali–
dad que plugiera al Sol que no
lo fuera.
Salió ·
el
lnka seguido de su
Corte .... . . Sus ojos maravilla·
dos
i
Henos
de asombro, con–
templaron la fatídica visión, que
dejó aterrada
a toda la noble-
za.
Pero
el
Emperador,
cu–
yo rostro se tornó inmutable, se
~olvi6
con calma
haeia los sU·
yos,
i
con
su prestancia de dios i
su
~eguridad
de Hijo
del Sol,
les dijo con serenidad:
-Uirakocha me dice que no
piense dar crédito a tales augu–
:rios, porque no parece sensato
creer que mí Padre el Sol abo–
rrezca
en·
tal modo a sus Hijos,
que permita
su destrucción to–
tal.
Dijo,
i
despidió
así a Uí–
Ilac Urna
i a sus nobles,
i se
fue adentrando en su habitación
nocturna .
Todos
se retiraron profun–
damente costernados, lo mismo
que
·la
multitud que
se había
reunido en Aukaypata, presa de
religioso silencio ..
1
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1
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Huáskar
i
Atau Hualpa se
encontraron al' salir del palacio
·de su padre,
i se miraron per–
plejamente, mientras que Manku,
vagaba
por entre
la multitud,
como un sonámbulo
1
Kéhu.a't
Kusi le
tomó del
brazo i le dijo emocionado:
..Príncipe :
si la
desgracia
viene hasta nosotros, te juro ser·
te
·leal
como los
luceros a la
Luna. Manku no le contestó .
Le
miró con ojos vidriosos,
i
conti–
nuó caminando: en su concien•
cia se había adentrado toda la
tragedia que por dos veces ha–
bían contemplado
sus
ojos . • .. ,
Al amanecer
UíUac Urna
dispuso los sacrificios · para im–
petrar misericordia a Uirakocha,
a Pachakámac,
a lntí, a Choke
Jlla ( e1
Trueno),
i a todos Jos
dim~es
del Imperio, buscando al
mismo tiempo aclarar el sentido
ele todos los augurios,
Por orden
de Sapan lnka
se despacharon Amautas i Sa–
cerdotes, a Pachakámac, a con–
sultarle mbre tan
fatal suceso;
i
lo mismo se
encargó consultar
con todos los augures
í
oráculos
de Tahuantinsuyu . ..• , . ·
A
los signos de esa noche
se sucedieron fuertes
temblores ;
los volcanes entraron en activí·
dad ;
numeros-os
"cometas'' se
desprendieron
de los luceros e
iluminaron el espacio muchas no–
ches; i uno de aquellos extraños
meteoros produjo
un estru.endo
terrible, que· remedaron las
pe~
ñas,
i
brilló varios minutos, ilu,.