Table of Contents Table of Contents
Previous Page  108 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 108 / 228 Next Page
Page Background

-90-

-Vamos, paloma.

De un salto estuvo

aJ

lado

de Pasña .

Ambos cojieron sus

cargas, i se fueron casi corrien–

do, alegres

i

juguetones.

Llegaron i vaciaron su car–

ga; luego

la madre

de Pasña

les

brindó

un purunku de

~hi­

cha, que los muchachos bebie–

ron con sed ...•••

Los kurakas

H~maron

en

e–

se istante

al

descanso.

Especiales servidores escan–

ciaron la chicha,

que la gente

bebió con toda avidez.

Se formaron centenares de

grupos,

en los que se charlaba

con animac10n.

Los viejos co–

mentaban

la abundancia

de la

cosecha, i los mozos se entrete–

nían diciéndos.e

chanzas o ha-

/ blando de amor.

fílausa Sonko

i Pasña, des–

cansaban a la sombra de un mo–

lle frondoso,

i

se hablaban todo

un poema

de

esperanza

i de

amor

Por

las fauces

de la ace–

quia, corría el agua cantando.

-Te amo más que a las ni–

ñas de t:nis ojos; más que la ur–

pl

a

su nido,- decía

ella, en

ese momento.

El la tomó de las manos, i

emocionado, i lleno de una fe–

licidad c,asi absoluta, la repitió:

-Pasña: tú eres el latido de

mi corazón, mi

vida mísma .

c.

Qué haría yo

si en el mundo

faltaras

tú~

-Si yo muriera.

rogar~a

a

lnti me conceda la dicha de lle–

varte i tenerte a mi lado, como

te tengo en la tierra,- dijo elia.

-No, Pasña;

so~os

bastan-

te felices

para

pensar

en la

Muerte .

Tengamos fe en nues–

tros konopas

que juntos fueron

!levados por

~1

uíllac de nuestra

tierra, para

hacerlos dormir en

el

seno de nuestro Dios.

-¡Oh lntil,- dijeron ámbos,

r.mocionado1:-: dan

o~

la

felicidad

i la vida! ..... .

Los Kuraka.s

llamaron de

nuevo al trabajo.

Las

tinyas

comenzaron a

redoblar, i al són

de

suaves ka–

chuas, reíniciaron

la

labor de

aquel día.

Todos entraron

bailando i

dando gritos de entusiasmo i de

dicha. Era la dicha de ver el es–

fuerzo colmado con la abundan–

cia de la cosecha.

lnti había henchido i mul–

tiplicado como nunca los granos,

para sustento i regalo de sus Hi–

jos i de

~u

pueblo.

Aquel año se habían hecho

nuevos depósitos; pues los gra–

neros de reserva estaban intac–

tos.

Apu Huáskar tornó a pala

cío, dejando

una

impresión de

tranquilidad,

de

Pre~cura

i de

luz.

El alegre escuadrón de mu

chachos cuyo oficio

era limpiar

el camino del lnka de la más le–

ve mancha, inició,

como siem–

pre, el desfile. Detrás, la trom–

petería de guerra, seguida de la

guardia imperial.

Cerraba el desfile la música

de la alegría,

como pocas ve–

ces rotunda, cariciosa i sensual.

Las ñustas

caminaban ale–

gres

i

juguetonas,

trasmitiendo