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\

-No, Padrecitos.

-¿Dónde está la llave?

...:....No sa.bemos, Padrecitos.

¿Qué podían ·esperar los "Padre·citos" de a·quenos borra–

chos?

n~~ciden,

pues, tenderse a dormir en el suelo, debajo

del alero del rancho

y

de una persistente . gotera.

Este es __uno de los cien penosos episodios que afrontan

nueiStroo misioneros·. Si en· sus

~iajes

por altas punas ·en–

·cuentran 11;n refugio de

ischu

o unas ruinas de piedra donde

cobijarse;

pue{~.en es~ar

felice:s, aunque •tengan que doblars·e

en dos para entrar en é_l y tiritar de frío toda la noche. -

\.

*

Cuando los ·misioneros se pre.sentan por primera vez en una

aldea perdida en las montañas, los habitantes se mues–

tran temerosos y reti·c·entes. En 1905, la aparición de los re–

dentoristas ·en Huari·colc·a provoca verdadero pánico: lo:s chi–

quillos, -espantados, co_rren a ·esconderse, pero ojeando a los

·"sotanas negras" con inquietud; .el resto de la población se

encierra desconfiada ·en sus chozas. An:tes de cada reunión,

los Padres tienen que pasar por cada vivienda, invitando a

los indígenas, reprochándoles su indol·encia. Y mientras uno

de los misioneros pr,edica, el otro r.evisa. las chozas para

asegurarse de que asisten todos a.l sermón. Nunca deja de

encontrar grupos

indios :sentados tranquilamente a la lum–

bre de un hogar. Ante la insistencia del Padrecito, éstos con–

testan sin al terarsé:

_.paciencia, Padrecito, ya vamas. Déjanos

co~·ner

un pu–

ñadito de

m~aíz;

ven, siéntate ·con nosotros, ahí,. en ·ese piso

con pi-el de llama ...

A la terc·era no·che hay que r·ecurrir al gobernador y a

los

varayocs

para empujar a los dndios a la ig.l·esia.

A tres leguas de allí, los misioneros llegan a la aldea

de Chancha, ericentrándola d·e.sierta; toda:s las puertas están

cerradas

y

la plaza vacía. .Finalmente, al fondo de una ca–

He s:e divisan algunos

i~dios,

pero apenas los misioneros los

llaman, éstos se escapan. Por casualidad, los · dos viajeros

dan con una

c~baña

abandonada,

y

s·e instalan en ella co–

m.o pueden. Al ca·er la noche, los_principales de la región

s~

personan solemnemente ante los misioneros

y,

sin inmu–

tarse j se excusan: - ;'

---JNos habíamos olvidado d.e la f·echa de la misión.

; 'E'n ·Chainabamba, ·cuando los Padres llegaron a las pho-

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