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La bendición no ·· basta, en su opinión, para transmitir
a la imagen todo su poder santificante y protector. Debe
ser llevada a la iglesia a hombros del }efe de la familia y
recibir allí la consagración.
En Huanta pUde asistir a una de estas ceremonias..
D·esde un lugar
di~tante
negaron ocho quich:uas
~tavia
dos con las
característi~cas
vestimentas de los salvajes primi–
tivos: una larga túnica de tela oscura, C'enicienta, con rayas
negras de alto a bajo; capuchón del mismo color, guarnecido
de plumaiS. amarillas y púrpuras; y, sobrepuesto, a manera
de cimera, unos nevaban un mono disecado, otros una ca–
beza de.
tucán~
_cuyas plumas despedían r¡rfle)os de esme–
ralda. Una
s~erie
de collares de semillas
l~s
cubrían par–
cialmente ·el rostro, dándoles tal aspecto de ferocidad, que
asustaban al más valeroso civilizado.
Cada uno llevaba una flautá de caña, de diferente diá–
metro, a fin de diversificar los tonos; y todos juntos ex–
traían del instrumento
si~empre
las .mismas cuatro notas:
fa-sol-fa-si. A los c_ompases de ·esta marcha real (loa única
del repertorio), la procesión Uegó a la lglesia.
Cuando el sacerdot-e subió al altar, el portador de la
cruz se colocó frente al santuario, para que ésta "oyera Ja
misa", condición esencial para adquirir la virtud divina. Du–
rante . todo el tiempo, .la fanfarria·, que había tomado .colo–
cación en la puerta, tocó sin cesar. Inmediatamente después
del oficio, el cortejo se formó de nuevo,
y,
siempre al
éom~
pás de la música de- la1s flautas, dió un pa,seo trtunfal por
las canes del pueblo. En seguida, el acompañamiento se di–
rigió hacia el lugar donde iba a quedar definitivamente· si–
tuado el madero bendito.
Allí acudieron las familias de las vecindades,
y
una vez
fl Ue
la cruz fué levantada, los indios cantaron y bailaron,
/- acompañando su regocijo con abundantes libaciones ... , ¡pero
nadi-e se acordó de rezar un·a sola oración! .·..
Los inqígenas ·ti·en·en gran fe ·en la eficaci1a de la misa
para alcanzar toda clase de gracias
y
beneficios, per<? $Obre
todo aquellos que se refi.eren a sus bienes
material~es.
Vea–
·mos cómo proceden en estos casos: .
C'uando-una plaga de roedores, loros, orugas u otras ali–
mañas hace
~ü
aparición en los sembrados, los indios implo–
ran el auxilio del c"i·elo para exterminarlos. Primero constru–
yen diversos tipos de trampas, tantas como sean las diversas
especies de animales a que están destinadas: los z:nus.gaños
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