areilla roja
-Y
una
e·splna de cacto. Uüa
vez
bermlnada
la
acusación, éste debía atravesar la arcilla con la espina; si
ésta se quebraba en tres partes, la confesión había sido totaí
y
completa; si so:am·e:J;fte se partía en dos mitades, signif1-
., :ca-ba que _-era insuficiente
y,
por lo tanto, era neeesario ha–
cerla de nuevo.
·Para comprobar que el ·pecador había obtenidó el perdón
de sus malas acciones, éste arrojaba ·en un tiesto un puñado
de granos de· maíz. En seguida los
reti~aba
uno a uno. Si
:resultaba jlúm-ero par, estaba absuelto. Lo contrario indica–
ba que la confesión había sido hecha en mala disposic'ión
y
~que
los pecados persistían en el alma.
En seguida, deqía cumplir la peniten9ia
corres-pondiente~
ya fuera la priv·ación de sal
y
pimienta o la abstención, du–
rante algunos días, en las relaciones matrimoniale.s. En am–
bo:s casos, el penitente d-ebía vestirse con ropas nuevas
y
que–
mar las antiguas, .·para 1que así , no. quedara en ellas
, ,ni rastro de maldad . . .
*
Dentro del
t~emplo,
el quichua, por lo general:,, se condu–
ce de manera circunspecta y r1espetuosa. Se arrodilla sobre
el sombrero, y con los oj-os fijos en la imagen del santo de
su pfledüec·ción, hace r-epetidas v·ec-es la' señal d-e l3¡ -cruz; por
su parte, la:s indias, c-on sus criaturas a la ·espalda, rezan en
voz alta, mientra:s las ancianas, envueltas en sus velos ne–
gros, permane,cen l-argas horas arrodilladas en los escalones
de pi-edra, orando con
los
brazos exten·didos.
-
En las localidades donde no hay
S
1a·cerdotes, los ind'ios
celebran J;a.s festividades dominicales segúñ los ritos incai–
cos. Si existe 'una igl-esia,
- ~1
sacristán la abre de madrugada
y
toca · las campanas hasta que toda la población se
haya
reunido. En seguida re·cita, a prisa
y
gritando a todo
pufmó~,
las oraciones que ha escogido ·para la ocasión, terminadas
las cual-es- los indígenas cantan, bai.lan y beben hasta el
anochecer.
Algunas veces organizan procesiones: retiran una ima–
gen de su altar JY la colocan en una anda, la ·cua.l es con-:
ducida en hombros por dos indios. A la cabeza marcha un
maestro de c-eremonias, agitando una campanilla, o bien dos
discos de madera, a ·manera de matraca. . . A ·continuación
siguen los fieles, llevando estandartes o ram-os· de flores.
A cada diez pasos el cortejo se detiene para hacer una
reverencia a la imagen. En esta forma dan una· vue'lta al-
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