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van como un cirio, mientras muchos la mecen como a un

niño

que llora. Algunos adoptan aires de matones, se preci–

pitan hacia el árbol con ·el brío de un Don Quijote al lanzar–

se sobre los molinos de viento, blanden el arma como si fue–

ran .a derribar el árbol de un solo golpe y luego lo rozan

apenas.

Las palabras 'del fandango cambian: "DÚnitas de arena,

· - florecillas de las verdes -co-linas, - ved cuán ·alegre es -

Ja juventud por aquí. - Solamente el saucecito, - solam·en–

te él llora, - _pues una gran muchedumbre lo ,golpea sin

·ple~ad.-

Y yo, de tanto cantar y cantar,- quisiera vaciar

una copa, - pues tengo la garg_anta se-ca - y la lengua

también."

.Las parejas reciben un vaso de chicha después de cada

hachazo, lo que da a

bra~os

y piernas creciente elasticidad.

~o

obstante

su

debiltdad, lbs golpes multiplicados van poco

a poco trazando una mortal corona alrededor del árbol, que

ya ti-embla y se

estremec·e~

En

~ste ' momento

las coplas em–

piezan a pedir más dulzura a los 1:eñadores: "Hachita me–

llada, - hachita sin filo, - no golpees tan fuerte; -.--· Anda,

· anda, despacito, - PJ.Ies mi arbol'ito, mi buen saucecito, -

ya está por ca·er, - ya, está por morir."

Pero la chicha va anim·ando poco a poco a los danza–

rines, y, bajo los golpes desmedidoiS, el tronco empieza a

gemir. La farándula adquier·e un ritmo desenfrenado y el

volumen de las voces aum·enta considerablemente: "¡Oh!

Mi guitarra, .guitarra amadft de cuerda& de ·oro, - no te

lamentes. - No llores, que yo también lloraré contigo. -

Tambor, tamborc:illo, · - reprim·e tu sonoridad, - no seas

tan bullicioso, - pues el sauce querido - ya tiembla de

pies a éa.beza - y · no

se

sostiene más que por un hilo."

La proxim\idad

d~

la caíd,a, con la prom·esa de sabrosos

manjares para todos, espolea la impaciencia de los asis–

-tentes. A <;ada golpe de1 haeha la multitud grita: "¡Derrí–

balo!

¡

E·chalo .abajo! ", mientras la ronda canta cada .vez

más fuerte: "Arbol, arbolito, - sauce,

sauce~eito,

- ¿.quién

de- nosotros t·e derribará? - ¿Quién te tenderá en tferra?

·- El que te haga caer te reemplazará con otro. - El que

te trónchará, - plantará otro hermano sobre ·tu tumba."

Finalptente, ·el árbol vencido cruj-e

y

oscila por encima

de loiS danzarines, que huyen

-~espavoridos

en medio de' los

gritos

de~legría

y gula .qu€ celebran el éxito. Apenas las

ramas tocan el suelo, la multitud se lanza encima con una

avidez de buitres,

y

·en un abrir

y

ce·rrar de ojos devo¡a

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